Un cuerpo de anuncio no te hará feliz

Quien más, quien menos, ha tenido alguna vez alguna inseguridad con respecto a su aspecto físico. Ya sea por nuestro peso, nuestra altura, el tamaño o forma de nuestros glúteos, pechos, nariz, tobillos, tripa… La presencia o ausencia de pelo, la textura o manchas de nuestra piel o el color de nuestros ojos. A veces llegamos incluso a pensar que si esa “imperfección” que consideramos que tenemos, desapareciera o se corrigiera por arte de magia o de bisturí, seríamos mucho más felices. Como si la eliminación de ese «defecto» de nuestro cuerpo bastase para resolver todos nuestros problemas.

¿Por qué le damos tanto valor a la belleza?

La atolondrada sociedad en la que vivimos nos vende (por no decir exige) un estándar de belleza. Se trata de una especie de lista de frívolos requisitos que debemos cumplir, ya sabes, medidas de cuerpo perfecto y cara impecable. Y majos/as, los/as que no seamos altos/as, delgados/as y guapos/as y, por supuesto, jóvenes, estamos fastidiados/as.

“Calladita estás más guapa”, “los niños guapos no dicen palabrotas”, “las chicas bonitas no hacen eso”, “que feo te pones cuando te portas mal”, etc.

¿Lo has escuchado alguna vez? De forma más o menos sutil desde bien pequeñitos/as nos han inculcado la idea de que ser guapo/a es ser socialmente aceptado/a y ser feo/a, el peor de los insultos.

En la vida real, sin filtros y sin retoques, muy poca gente (sobre todo los/as que peinamos canas) cumple con el estándar de belleza de cuerpo con piel tersa, sin arrugas, sin celulitis, sin estrías… Además, es muy probable que por mucho que intentemos conseguir ese cuerpo «10», no lo consigamos alcanzar, y si lo logramos, desde luego no será por mucho tiempo.

La gran mayoría de nosotros/a no tenemos un cuerpo «perfecto». No tenemos una tabla de lavar en los abdominales, ni un culo para abrir nueces, ni una sonrisa de anuncio de pasta de dientes. ¿Y qué hacemos?¿Vivimos escondiendo nuestras inseguridades? ¿Nos castigamos por no conseguirlo? ¿O nos aceptamos tal y como somos?

Uno de los problema de vivir en una sociedad que le rinde tanto culto a la belleza es que da la impresión de que tener un cuerpo danone es lo más importante.  Y si no lo tenemos, pues entonces toca machacarnos en gimnasios, dejarnos los dineros en cremas “milagrosas”, someternos a dietas peligrosas o ayunos porque despreciamos nuestro reflejo en el espejo. ¿Merece la pena dejar de lado nuestro bienestar, los pequeños placeres de la vida, por sacrificarnos para intentar lograr un cuerpo de «10»?

¿La gente guapa y con cuerpo de anuncio es más feliz?

No.

Nos venden la idea de que ser guapo/a te arregla la vida. Te permite optar a un mejor trabajo, mayor estatus, mayor popularidad y, en última instancia, mayor cariño de los demás hacia ti. ¿Crees que esto es verdad? ¿Piensas que si eres guapo/a y te van a querer más?

La realidad es que el amor y el cariño no tienen nada que ver con el tamaño de tu cuerpo, la talla de sujetador, la barba, el color del pelo o la flacidez de la piel. Es más, sal corriendo como alma que huye del diablo si alguna vez alguien te quiere por tu aspecto físico.

¿Para qué necesitas el cuerpo?

¿Para lucir palmito en bikini/bañador, subir fotos de culos a instagram o para besar, abrazar y vivir experiencias? Si tenemos esto en cuenta igual el tema de la belleza no es tan importante.

La mejor opción es aceptarnos tal y como somos. Con lo que nos gusta y con lo que no nos gusta tanto de nosotros/as mismos/as y, sobre todo, no perder de vista que somos mucho más que unas piernas, unos ojos o una melena.

Esto no quiere decir que no nos tengamos que cuidar, existe una gran diferencia entre llevar una vida saludable (cuidar la dieta y hacer deporte) y obsesionarnos por nuestro aspecto físico. Que no se nos olvide que somos mucho más que los centímetros que midamos o los kilos que pesemos; si tenemos esto en cuenta, el «envoltorio» queda en un segundo plano.

Aquí te dejo un artículo sobre los complejos físicos. ¡Espero que os guste!

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

Cómo enamorar a alguien | Psicólogo Lugo

La ciencia nos puede ayudar a que nos vaya mejor con nuestra pareja, familia, amigos/as y puede, incluso, facilitar la «magia» de enamorar.

Arthur Aron, un importante investigador del campo del amor y de las relaciones humanas, desarrolló y publicó en 1997 un interesante cuestionario. Él pretendía averiguar cómo se crean y cómo nos afectan las relaciones con otras personas y ¡vaya si lo logró! Aunque su objetivo no era conseguir enamorar a desconocidos, más de una de las parejas participantes lo hicieron y hasta se acabaron casando.

El cuestionario ideado para crear intimidad en tan solo en 45 minutos consta de 36 preguntas. Las preguntas empiezan con cuestiones triviales para, progresivamente, ir pasando a aspectos más íntimos. Así la pareja se va abriendo gradualmente y se consigue de una forma sencilla crear un sentimiento de cercanía en poco tiempo.

¿Por qué hay gente que se enamora con este cuestionario?

Pues porque para enamorar a alguien (y para enamorarse) es imprescindible crear intimidad. Con estas preguntas, por decirlo así deprisa y corriendo, se cimientan las bases del enamoramiento.

El cuestionario

¿Estás preparado/a para crear intimidada hasta enamorar a alguien? ¿Sí? ¡Pues vamos al lío!

Tú y la persona a la que hayas escogido debéis de leer en voz alta una pregunta cada uno, aunque ambos tenéis que responderlas todas.

Primera parte

1. Si pudieras elegir a cualquier persona en el mundo, ¿a quién invitarías a cenar?
2. ¿Te gustaría ser famoso? ¿De qué forma?
3. Antes de hacer una llamada telefónica, ¿ensayas lo que vas a decir? ¿Por qué?
4. Para ti, ¿cómo sería un día perfecto?
5. ¿Cuándo fue la última vez que cantaste a solas? ¿Y para otra persona?
6. Si pudieras vivir hasta los 90 años y tener el cuerpo o la mente de alguien de 30 durante los últimos 60 años de tu vida, ¿cuál de las dos opciones elegirías?
7. ¿Tienes una corazonada secreta acerca de cómo vas a morir?
8. Di tres cosas que creas tener en común con tu interlocutor.
9. ¿Por qué aspecto de tu vida te sientes más agradecido?
10. Si pudieras cambiar algo en cómo te educaron, ¿qué sería?
11. Tómate cuatro minutos para contar a tu compañero la historia de tu vida con todo el detalle posible.
12. Si mañana te pudieras levantar disfrutando de una habilidad o cualidad nueva, ¿cuál sería?

Segunda parte

13. Si una bola de cristal te pudiera decir la verdad sobre ti mismo, tu vida, el futuro, o cualquier otra cosa, ¿qué le preguntarías?
14. ¿Hay algo que hayas deseado hacer desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho todavía?
15. ¿Cuál es el mayor logro que has conseguido en tu vida?
16. ¿Qué es lo que más valoras en un amigo?
17. ¿Cuál es tu recuerdo más valioso?
18. ¿Cuál es tu recuerdo más doloroso?
19. Si supieras que en un año vas a morir de manera repentina, ¿cambiarías algo en tu manera de vivir? ¿Por qué?
20. ¿Qué significa la amistad para ti?
21. ¿Qué importancia tiene el amor y el afecto en tu vida?
22. Compartid de forma alterna cinco características que consideréis positivas de vuestro compañero.
23. ¿Tu familia es cercana y cariñosa? ¿Crees que tu infancia fue más feliz que la de los demás?
24. ¿Cómo te sientes respecto a tu relación con tu madre?

Tercera parte

25. Di tres frases usando el pronombre “nosotros”. Por ejemplo, “nosotros estamos en esta habitación sintiendo…”.
26. Completa esta frase: “Ojalá tuviera alguien con quien compartir…”.
27. Si te fueras a convertir en un amigo íntimo de tu compañero, comparte con él o con ella algo que sería importante que supiera.
28. Dile a tu compañero qué es lo que más te ha gustado de él o ella. Sé muy honesto y dile cosas que no dirías a alguien a quien acabas de conocer.
29. Comparte con tu interlocutor un momento embarazoso de tu vida.
30. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y a solas?
31. Cuéntale a tu interlocutor algo que ya te guste de él.
32. ¿Hay algo que te parezca demasiado serio como para hacer broma al respecto?
33. Si fueras a morir esta noche sin posibilidad de hablar con nadie, ¿qué lamentarías no haber dicho a alguien? ¿Por qué no se lo has dicho hasta ahora?
34. Tu casa se incendia con todas tus posesiones dentro. Después de salvar a tus seres queridos y a tus mascotas, tienes tiempo para hacer una última incursión y salvar un solo objeto. ¿Cuál escogerías? ¿Por qué?
35. De todas las personas que forman tu familia, ¿qué muerte te parecería más dolorosa? ¿Por qué?
36. Comparte un problema personal y pídele a tu interlocutor que te cuente cómo habría actuado él o ella para solucionarlo. Pregúntale también cómo cree que te sientes respecto al problema que has contado.

Para finalizar pídele a tu interlocutor que te mire a los ojos (y haz tú lo mismo) durante cuatro minutos.

(Si lo pones en prácticas espero que me cuentes cómo te ha ido). 😉

Usos del cuestionario

Aunque está diseñado para crear intimidad entre dos desconocidos, se puede utilizar para:

  • afianzar lazos con amistades no muy estrechas
  • profundizar en una relación existente
  • enamorar

Si quieres ver un ejemplo de lo que estas preguntas pueden lograr, no te pierdas el siguiente vídeo: www.youtube.com/watch?v=TH6ljc1NAlg&list=WL

Bibliografía

www.verne.elpais.com/verne/2015/01/27/articulo/1422378751_604705.html

www.tumblr.com/privacy/consent?redirect=http%3A%2F%2Fpsicolocos.tumblr.com%2Fpost%2F112684069629%2Flas-36-preguntas-de-arthur-aron

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

¿Tienes dependencia emocional de tu pareja? | Psicólogo Lugo

Si crees que estás enganchado/a de tu pareja de manera que no consigues estar bien emocionalmente sin él/ella, es muy probable que tengas dependencia emocional. Y si sientes que sin esa persona no puedes vivir, más que confirmado.

Señales de dependencia emocional de la pareja

Creencias del tipo:

«solo/a no puedo ser feliz»

«necesito la protección o seguridad de mi pareja»

«no puedo vivir sin él/ella»

«nunca encontraré a nadie igual»

¿Sabes lo que pasa? Pues que no eres adivino/a. No puedes predecir el futuro y no tienes forma de saber si vas a estar fatal, mal, regular, bien o fenomenal sin esa persona en tu vida. ¿Eres capaz de dar un solo argumento de peso por el cual puedas saber a ciencia cierta que sin él/ella no podrás ser feliz? Cri-cri.

Ya sé que sientes que sin tu pareja no eres feliz pero… ¿Lo eres con él/ella al lado?

Crees que sin esa persona no levantarás cabeza y por eso le aguantas carros y carretas. Si hace algo que no te gusta, tragas. Si te pone los cuernos, tragas. Si no te presta atención, tragas. Y así hasta el infinito y más allá. Acabas aceptando cosas que no quieres (e incluso detestas), toleras cualquier trato y no te atreves a pedir nada, porque como sin él/ella no eres nada, no vaya a ser que se enfade y te deje en la estacada. No te sientes capaz de ver un futuro sin él/ella y acabas cediendo en absolutamente todo, mandas al traste tus límites, ilusiones y deseos, aceptando cualquier cosilla o cosaza que él/ella haga. Esto lo sabes tú y también tu pareja, por eso hace lo que le da la gana sin ni siquiera despeinarse ya que tiene la seguridad de que haga lo que haga, tú se lo vas a perdonar.

Rupturas reiteradas

Ya habéis roto 4, 8 o 16 veces (y tenéis todas las papeletas para seguir rompiendo). Cada pocos meses “lo hemos vuelto a dejar” y tus amigos/as y familiares ya no saben si decirte «espero que todo se arregle» o «espero que esta vez sea la definitiva».

Eso de estar con la misma cantinela una y otra vez tiene sus consecuencias. Tus amigos/as te dejan de escuchar porque ya les aburre escuchar siempre lo mismo y/o tú dejas de contarles las cosas porque te da vergüenza o porque ya sabes lo que te van a decir (porque te lo han dicho mil veces ya).

Miedo al abandono

Si notas en él/ella algún cambio de comportamiento, que no está tan pendiente de ti, que lleva unos días menos cariñoso/a de lo habitual… ALARMA. «¡Oh dios mío, me va a dejar!». Empiezas a comerte la cabeza, a buscar pistas del abandono inminente, puede incluso que hagas comprobaciones de teléfono, bolsillos, guantera del coche, etc. Si te escribe todas las mañanas y esta mañana no lo ha hecho: drama. «Me va a dejar». «Seguro que está con otra persona», «ya no me quiere», etc. A lo mejor tu chico/a está raro porque ha tenido algún problema, está estresado/a, cansado/a o yo que sé, pero cualquier cambio en su comportamiento lo interpretas como esa temida ruptura inminente y el fin de los días felices que lleva asociada.

Aislamiento social elegido

Poquito a poco vas dejando a tus amigos/as de lado porque quieres pasar todo el tiempo libre con tu pareja. «Mejor lo/a espero solo/a en casa y luego ya si eso vamos a tomar algo los/as dos». «Si mi chico/a no sale, yo tampoco». Acabas rompiendo tus relaciones sociales pero, ojo, no porque él/ella te lo pida, lo decides tú.

Quejas y chantajes

Esto está muy relacionado con el punto anterior. Priorizas a la pareja por encima de todo y todos y luego se lo echas en cara, le reprochas cosas como «aquel día no salí con mis amigos/as pudiendo haberlo hecho, y tú ahora no haces lo mismo por mí y te vas por ahí». «Te he antepuesto a mi familia y ahora me lo pagas así», etc.

baja autoestima

La autoestima está muy vinculada a la dependencia emocional. La creencia de «sin ti no soy nada« va de la manito de «yo no valgo», «no soy suficiente», etc. Si crees que sin tu pareja no eres nada, es porque tu autoestima está por los suelos. Esto es de manual, a mayor dependencia emocional, más bajita está tu autoestima. Y por el contrario, cuanta más autoestima tengas, menor dependencia emocional padecerás. Por decirlo así deprisa y corriendo, la autoestima es una especie de escudo protector de la dependencia emocional. Si tú no eres capaz de ver lo que vales, es muy probable que te juntes con personas que tampoco puedan verlo…

¿Has pasado la prueba del algodón de la dependencia emocional?

Hay muchas más señales que indican que puedes tener dependencia emocional, pero las anteriores son las más habituales. Si crees que estás enganchado/a a tu pareja, contacta conmigo.

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

¿El polígrafo es un timo? | Psicólogo Lugo

El polígrafo indica que la persona miente.

El polígrafo indica que la persona dice la verdad.

Estaría genial poder determinar la honradez de una persona solo con conectarla a un artilugio lleno de cables, ¿verdad? Pero hay un problemilla a tener en cuenta, los «detectores de mentiras» no existen.

Qué es y cómo funciona un polígrafo

El polígrafo es un aparato que registra las alteraciones de varias medidas fisiológicas en un determinado lapso de tiempo. Las más habituales son:

  • Frecuencia cardíaca.
  • Presión sanguínea.
  • Respiración.
  • Conductividad de la piel (sudoración).

La prueba consiste en registrar durante una o dos horas los cambios que se dan en la persona evaluada cuando responde a una serie de preguntas.

¿Cómo se supone que detecta las mentiras?

Mentir desencadena una serie de respuestas involuntarias que el polígrafo pretende medir.

¿Por qué no funciona?

Porque el polígrafo no detecta mentiras, solo detecta los supuestos cambios que se producen cuando se miente. Y un detallito sin apenas importancia: no existe ningún patrón de respuestas fisiológicas que se puedan relacionar directamente con la mentira y, por tanto, el engaño no puede ser medido. Además no debemos olvidar que no todas las personas experimentan las mismas respuestas cuando engañan. Hay gente que ni se inmuta al contar trolas como catedrales y, en cambio, otros experimentan alteraciones fisiológicas con gran intensidad con cualquier mentirijilla.

Además, hay muchísimas causas por las que se puede producir un cambio en el ritmo cardíaco, respiratorio, en la presión de la sangre o en la sudoración. El mero hecho de someterse a un examen poligráfico, por ejemplo, puede provocar mucha ansiedad. Sería algo parecido al «síndrome de la bata blanca» que muchas personas sufren cuando van al centro de salud a medirse la tensión y esta aumenta por el nerviosismo que les genera el posible resultado o los/as enfermeros/as, ATS o médicos/as.

Fiabilidad del polígrafo

Uno de los últimos informes científicos afirman con rotundidad que “las pruebas poligráficas son completamente inválidas como instrumento diagnóstico para determinar la verdad”.

Aproximadamente de cada 100 personas que se someten al polígrafo y no mienten:

  • 50 de ellas van a ser identificadas como individuos que dicen la verdad.
  • Los otros 50 individuos honestos van a ser tachados de mentirosos.

Estas cifras son prácticamente iguales a las observadas al arrojar una moneda al aire. Si sale cara, miente. Si sale cruz dice la verdad.

Cómo trampear la prueba poligráfica

Está claro que el polígrafo detecta a con precisión los cambios fisiológicos, pero lo que no puede hacer es determinar a que se deben. ¿Se me acelera el corazón porque miento, porque me importa mucho que sepan que digo la verdad, porque recuerdo una situación muy embarazosa, porque tengo miedo a que me juzguen injustamente, porque estoy nerviosa o por mil y un motivos más?

En España la prueba del polígrafo no se admite (afortunadamente) como prueba de cargo que sirva para condenar a alguien, pero si por un casual estás pasando unos días en Estados Unidos y alguna agencia federal como el F.B.I. o la C.I.A. te somete al polígrafo, aquí van unos consejitos para que superes la «prueba de la verdad» (también te pueden servir si eres un/a personajillo/a de esos a los someten al detector de mentiras en el Sálvame Deluxe):

  • Muérdete la lengua cada vez que te hagan una pregunta. Así conseguirás aumentar tu ritmo cardíaco, respiración y respuesta galvánica tanto en las preguntas control como en las preguntas relevantes. Digas la verdad o mientas, tu respuesta fisiológica será siempre la misma así que: «dice la verdad».
  • Tómate algún tranquilizante, de este modo tu respuesta emocional será más uniforme ante las preguntas y no habrá cambios físicos relevantes: «el/la sospechoso/a dice la verdad».
  • Mete una chincheta o piedrecilla puntiaguda en el zapato y clávatela cada vez que respondas a una pregunta, así todas tus respuestas tendrán una alteración similar: «dice la verdad».

Fíjate que fiable es el polígrafo eh…

Bibliografía

Alonso-Quecuty, M.L. (1993): Información post-evento y reality monitoring: Cuando el testigo «no puede» ser honesto. En M. DIGES y M.L. ALONSO-QUECUTY: Psicología forense experimental. Valencia: Promolibro.

National Academy of Sciences. 2003. The Polygraph and Lie Detection, Committee to Review the Scientific Evidence on the Polygraph. The National Academies Press, Washington, D.C.

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

¿El teléfono nos está idiotizando? | Psicólogo Lugo

Vivimos pegados/as al teléfono móvil… ¡Es que con este cacharro podemos hacer casi cualquier cosa! Comunicarnos, buscar información, hacer fotos, jugar, escuchar música, comprar…

El teléfono ya forma parte de nuestras vidas. Lo incluimos en nuestras rutinas diarias, lo necesitamos para nuestro trabajo, nos permite saber lo que pasa en el mundo sin necesidad de movernos del sofá, nos hace compañía en el baño y un sinfín de cosas más.

Si echamos la vista atrás nos damos cuenta de que hace unos 20 años no estábamos ni un 10% del tiempo que estamos conectados actualmente. ¿Qué creéis, esto es bueno o es malo?

Mal uso del teléfono móvil

El uso de teléfonos móviles tiene sus ventajas, pero también acarrea ciertos inconvenientes y en ellos me voy a detener hoy.

Empobrecimiento del pensamiento crítico

Al poder disponer de información de una forma tan rápida y sencilla, en vez de pensar por nosotros/as mismos/as se lo preguntamos a Google (que todo lo sabe). ¿Hay algo de malo en esto? Sí, corremos el riesgo de dejar de razonar, analizar, reflexionar o cuestionarnos pequeñas o grandes cosas. ¿Por dónde llegaré antes, por aquí o por allí? Mmmm, mejor no lo pienso y lo busco en el Maps. Antes detestaba ese tipo de bebidas, pero ahora hago batidos detox a diario (desde que se lo vi a la influencer de moda).

DEMENCIA DIGITAL

Este término fue acuñado por Manfred Spitzer para referirse a como nuestro cerebro se empieza a atrofiar por el mal uso de las nuevas tecnologías. ¿Para qué voy a aprender o recordar información si se lo puedo preguntar a Google con solo mover un dedo?

La amnesia digital es otro problema que consiste en olvidar rápidamente un dato después de buscarlo en un dispositivo electrónico. ¿Os ha pasado alguna vez?

Y el Efecto Google, que se basa en olvidar cualquier tipo de información cotidiana porque nos acostumbramos a buscarla directamente en Internet. Ya no presto atención a los minutos que tenía que tener el bizcocho en el horno porque en un periquete lo compruebo con el teléfono.

Deterioro del proceso de atención

El déficit de atención es un problema de rabiosa actualidad. Una de las razones por las que se manifiesta tanto en nuestra sociedad es que nuestra mente se ha acostumbrado a trabajar en multitarea, saltando de una actividad a otra sin estar centrados/as en ninguna de ellas al 100%. Estamos contestando un mail, escuchando la radio, pensando en lo que vamos a hacer de comer, leyendo un Whatsapp y enchufando el cargador del teléfono. Ya lo dice el refranero popular «el que mucho abarca, poco aprieta». Si pretendemos realizar muchas cosas al mismo tiempo no seremos eficaces porque nos concentraremos en ninguna.

Desinformación

Cualquier persona que sepa leer y tenga conexión a Internet tiene al alcance una cantidad incalculable de información. Hay demasiada información pero pocas formas de digerirla y pocas ganas de contrastarla…

Impaciencia e inmediatez

Vivimos en una cultura de lo quiero todo y lo quiero todo ¡ya! Cuando estamos con una app del teléfono y esta nos aburre, pasamos a otra. Cuando en Facebook no hay mucha chicha, rápidamente nos ponemos a cotillear en Instagram. Si nos quedamos sin batería en el teléfono, raudos/as y veloces cogemos el cargador. Con inocentes gestos como los anteriores dejamos de cultivar la paciencia, la serenidad y el aburrimiento (indispensable para la creatividad). Nos acostumbramos a tener lo que queremos de manera inmediata y sin mucho esfuerzo, y así las cosas pierden parte de su valor (incluso las relaciones sociales). Esto se traduce en: Si no consigo algo ya, abandono.

aislamiento

Dedicar mucho tiempo a las redes sociales conlleva quitárselo al contacto físico con las personas reales. El día tiene 24 horas y el tiempo que invertimos con el teléfono móvil, aunque sea chateando, nos distancia de la gente.

Ignorar a la/s persona/s con la/s que estamos por estar pendientes del teléfono ya tiene un nombre: phubbing. Lo que sucede a nuestro alrededor pasa a un segundo plano y lo realmente importante son los mensajes que nos entran en el móvil.

El phubbing es una práctica muy habitual en los adolescentes, vasta con observar a los jóvenes reunidos físicamente aunque cada uno/a esté pendiente de su teléfono. Aunque hay adultos que también lo hacen, no hay más que detenerse a mirar lo que ocurre en las cafeterías cuando hay reunidas varias personas, una enfrente de la otra pero con la vista puesta en el móvil… Yo esto lo veo como una falta de educación (y espero no ser la única) y me parece muy triste.

Preferir los mensajes digitales a hablar cara a cara supone un gran riesgo y en Japón ya es un problema gravísimo. Los hikikomori son jóvenes que viven literalmente confinados en sus habitaciones gozando del entretenimiento social constante de los dispositivos electrónicos y alejados del mundo real.

Necesidad de estar conectados/as en todo momento

¿Y si sube una historia y la borra antes de que yo la vea? Tragediaaaa. ¿Y si dejo el teléfono en casa y me llegan mensajes/llamadas y no los puedo contestar? Melodraaaama. Por no hablar de la situación contraria: ¡¡No me ha contestado el whats que le envié hace 5 minutos!! Arderás en el infiernooooo. Y si aparece el doble check azul ya ni os cuento.

No tener el móvil a mano y no poder ver eso que fulanito/a ha comentado, no poder leer o contestar el mensajito que nos han enviado o no poder dar like a esa foto, supone para mucha gente una catástrofe. Eso de «perderse» algo, aunque sea pura bazofia, aunque no sea importante, para muchos/as es una auténtica desgracia. ¿Y para ti?

Tenemos asociado que no responder al teléfono de forma inmediata está mal, porque dejamos a nuestros amigos/compañeros de trabajo/clientes/etc. De lado, pero lo que realmente está mal es pasar de la persona que tenemos delante. ¿Qué mensaje le estamos enviando a ese amigo/a, familiar, compañero/a… con el/la que estamos cara a cara? Tú no eres tan importante como la persona con la que estoy chateando.

El mal uso del teléfono nos absorbe

Por mucho que queramos, es imposible compaginar el atender el teléfono con una conversación, con una película, con una comida, con una reunión, etc. Creo que debemos aprender a dejar a un lado el móvil, silenciarlo, apagarlo o ponerlo en modo avión. Aunque no nos guste reconocerlo, no somos tan importantes como para tener que estar disponibles y localizables las 24 horas del día. ¿Qué sería lo peor que nos podría ocurrir? Nada tan grave como idiotizarnos cada día más por estar pegados al teléfono.

El tiempo es oro y estar con el móvil horas y horas es malgastarlo.

Usemos el sentidiño común.

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

Trastorno de ansiedad generalizada | Psicólogo Lugo

El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la ansiedad persistente y las preocupaciones excesivas e incontrolables, que se producen constantemente durante al menos 6 meses, ante situaciones y temas cotidianos.

Componentes fundamentales

Este trastorno tiene dos elementos nucleares:

  • la ansiedad: sensación de inquietud, desasosiego, tensión y angustia.
  • las preocupaciones: cadena de pensamientos fatalistas acerca de una desgracia o un posible peligro futuro dónde hay mucho grado de incertidumbre.

Las preocupaciones más habituales en este trastorno suelen estar relacionadas con:

  • la familia: ¿y si le pasa algo malo a…?
  • las amistades: ¿y si no le caigo bien…?
  • los estudios/el trabajo: ¿y si suspendo/ me despiden?
  • salud: ¿y si estoy incubando algo?
  • la economía: ¿y si no gano para gastos?
  • las relaciones sociales: ¿y si me dejan de lado?
  • etc.

Las personas con trastorno de ansiedad generalizada pasan muchísimo tiempo preocupadas por aspectos variopintos; a mis pacientes (en clave de humor) suelo decirles que viven en ysilandia (y si, y si, y si???). Se preocupan por cosas que muy rara vez ocurren y, en el caso de suceder, las consecuencias no son tan fatalistas o devastadoras como ellos/as mismos/as anticipan.

¿Si tú te preocupas mucho quiere decir que tienes un trastorno de ansiedad generalizada?

No.

Una cosa es ser preocupadizo/a (creo que esta palabra no existe) y otra muy distinto padecer este trastorno. ¿Quién no se ha sentido ansioso/a y preocupado/a en algún momento de su vida? ¿Hay alguien en la sala que no levante la mano? Cri- cri. Pues eso, no vayamos a colocarnos etiquetas y/o diagnósticos, que me han contado por ahí que tenemos cierta tendencia.

Criterios diagnósticos para el trastorno de ansiedad generalizada (DSM – V)

  1. Debe haber una ansiedad y preocupación excesivas y persistentes (presentes más de la mitad de los días durante al menos 6 meses) sobre diversas áreas o circunstancias de la vida.
  2. A la persona le resulta difícil controlar la preocupación y que esta no interfiera con las tareas que realiza.
  3. La ansiedad y la preocupación están asociadas con tres o más de los siguientes síntomas (basta con uno en niños): inquietud o tener los nervios de punta, cansarse con facilidad, dificultades de concentración o quedarse en blanco, irritabilidad, tensión muscular y perturbaciones del sueño.
  4. La ansiedad, la preocupación o los síntomas anteriores producen un malestar significativo o un deterioro del funcionamiento de la persona en áreas importantes.
  5. El trastorno no es debido a los efectos directos de una droga, fármaco o enfermedad.
  6. El trastorno no se explica mejor por la ocurrencia de otro trastorno mental.

¿Te sientes identificado/a?

Si tu ansiedad y preocupaciones son excesivas, continuas, difíciles de controlar e interfieren en tus actividades diarias, te aconsejo que contactes con algún psicólogo/a.

Las personas que padecen este trastorno no suelen acudir a terapia ya que muchos/as lo ven como una forma de ser (siempre me he preocupado y agobiado mucho, es mi personalidad, soy muy aprensivo/a, etc.). En otras ocasiones lo que ocurre es que piden ayuda en el lugar equivocado, rectifico, no es que vayan al sitio incorrecto sino que les ofrecen un «remedio» desacertado. Algún que otro médico de cabecera tiene cierta predilección por tratar cualquier problema de salud mental con una pastillita sin ni siquiera plantearse otras alternativas. ¿No puedes dormir? Pastillica. ¿Estás triste? Pastillica. ¿Estás nervioso/a? Pastillica. Y así hasta el infinito y más allá. Ojo, no digo que los psicofármacos no sean efectivos, pero abusar de ellos es perjudicial. No perdamos de vista que somos el segundo país del mundo que más psicofármacos consume (esto no es para estar orgullosos/as) y creo que es necesario hacérnoslo mirar.

El curso del trastorno de ansiedad generalizado es crónico y está muy relacionado con la falta de tolerancia a la incertidumbre. Y eso de pastillita «pal body» dineritos «pala» farmacéutica creo que no es lo mejor. Los antidepresivos y ansiolíticos suponen una ayuda más bien a corto plazo, y para nada es recomendable usarlos de por vida, por nimiedades como los efectos secudarios o la adicción que generan.

En muchos trastornos la terapia psicológica funciona a las mil maravillas (así lo demuestran distintos estudios científicos) y, por lo tanto, debería de ser el tratamiento de elección, pero sigue ganando por goleada la prescripción de fármacos. No es que quiera barrer para casa pero sí, la terapia psicológica es la mejor opción para tratar el trastorno de ansiedad generalizada. Oigan, que no solo lo digo solo yo, también lo afirma el National Institute For Health And Clinical Excellence (2011) 😉

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

Bibliografía

Belloch, A. y Sandín, B. (2009). Manual de psicopatología (vol. II)

Díaz, M., Ruiz, M. y Villalobos, A. (2017). Manual de técnicas y terapias cognitivo conductuales.

Vallejo, M. y Comeche, M. (2016). Lecciones de terapia de conducta.

www.cop.es/colegiados/A-00512/ansia.html

www.infosalus.com/farmacia/noticia-espana-abusa-psicofarmacos-20180806082710.html

Cómo combatir el insomnio | Psicólogo Lugo

El número de pacientes que llegan a mi consulta por problemas relacionados con el sueño es bastante elevado. El insomnio es un problema muy habitual, muchas veces exacerbado por unos malos hábitos de vida.

Consejos para mejorar tu descanso

Si tienes problemas de insomnio, toma nota de las siguientes recomendaciones. Si duermes como un lirón, estos consejos no son para ti 😉

1. Haz ejercicio

Hacer algo de deporte no solo te ayudará a estar mejor físicamente (y lucir palmito en la playa), también te protegerá contra el insomnio. No hace falta que te disfraces de superdeportista y te apuntes a un montón de clases en el gimnasio si no te gusta sudar. Prueba con pequeños gestos como subir por las escaleras en vez de coger el ascensor, dar un paseo a un ritmo ligero, evitar el coche, moto o bus (siempre que puedas) y desplazarte caminando, etc. Si estás activo/a durante el día, por la noche estarás más cansado/a físicamente y conciliar el sueño te resultará más fácil. Eso sí, evita hacer ejercicio de gran impacto las horas previas a irte a la cama.

2. Evita los estimulantes

Es algo muy obvio, pero no siempre se tiene en cuenta. Cualquier cosa que te active, dificultará tu descanso. Tomar café, té, coca-cola… son hábitos muy comunes y totalmente desaconsejables si padeces insomnio.

“Es que yo sin café no soy persona”. El café no es necesario en tu vida, el descanso sí. No digo que sea fácil modificar ciertas costumbres pero, si quieres, puedes adoptar nuevos hábitos más saludables. Prueba a cambiar el café por el descafeinado, el té por infusiones sin teína, etc. En unas semanitas ya te habrás adaptado.

Del mismo modo, procura evitar actividades que te alteren o estresen antes de irte a la cama: discusiones, videojuegos, películas o series de acción, terror, etc. Lo mejor es que realices alguna actividad relajante antes de irte a dormir: una ducha caliente, una lectura agradable, etc.

3. Establece unos horarios de sueño

Acostúmbrate a levantarte y a acostarte a la misma hora todos los días. Hacerlo a destiempo provoca que tu cerebro se arme un lío al no comprender cuáles son esas horas que tiene para dormir. Así pues, respeta tus horarios todo lo que puedas (o lo que te dejen), duerme alrededor de unas 8 horas y si te echas siesta, que ésta no sea muy larga.

4. Ojo con lo que comes

Tu alimentación también influye en tu descanso. Para dormir mejor procura cenar ligero para evitar digestiones pesadas, pero tampoco te pases, irte a la cama con hambre es una mala idea.

También te sugiero que evites el alcohol, ya sé que puede parecer que relaja, pero te aseguro que es contraproducente para el descanso.

5. No te obligues a dormir

Si estás leyendo este artículo, probablemente te hayas pasado más de una noche dando vueltas en la cama intentando dormir sin lograrlo. Cuanto más te esfuerzas por dormir, más te activas (o cabreas), y esto provoca que te cueste más conciliar el sueño. La solución es simple: corta ese círculo vicioso. Cuando te encuentres en este tipo de situaciones, levántate. Ponte a leer, planchar, escuchar música… Y cuando estés un poquito más relajado/a, vuelve a meterte en cama. Sé que es duro, pero también efectivo.

6. Aprende alguna técnica de relajación

Un recurso muy sencillo y eficaz es utilizar la respiración para rejalajarte y así conciliar con mayor facilidad el sueño. A continuación te explico una técnica para que realices una vez que estés acostado/a:

  • Durante 4 segundos coge aire por la nariz.
  • Mantén el aire 7 segundos en tus pulmones.
  • Durante 8 segundos expúlsalo por la boca.
  • Y vuelta a empezar: coge aire durante 4 segundos, aguanta con él dentro 7 segundos y expúlsalo durante 8 segundos…

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

Razones para dejar a tu pareja | Psicólogo Lugo

Dejar a tu pareja puede ser una decisión muy difícil. Puedes tener muchos motivos para dejar a alguien, muchísimos, pero si tus razones son alguna de estas 6, no lo pospongas más.

1. Tu pareja no te trata como te mereces

Mereces ser tratado/a con respeto. Si tu chico/a no te respeta ni te valora, no pierdas ni un mínimo más de tu tiempo y energía con él/ella.

2. Eres infeliz con tu pareja

Puede que en pasado hayas estado muy a gusto con él/ella, pero también es posible que ahora no. No debes perder de vista que si tu relación de pareja está mal, probablemente esto afecte a tu trabajo, a la relación que tienes con tus amigos, con tu familia y, por supuesto, contigo mismo/a.

3. Has perdido la confianza

La confianza es la base de cualquier relación y sin confianza no hay amor. Continuar en una relación así es una malísima idea.

4. Los malos momentos superan a los buenos

Aunque tengas unos recuerdos estupendos de todo eso que hicisteis juntos/as, si ahora cuando piensas en él/ella lo único que te viene a la cabeza son broncas, momentos malos, es momento de cortar.

5. Te has enamorado de otra persona

Esto puede pasar. Lo importante aquí es que seas sincero/a contigo mismo/a y con la otra persona, ya que tiene todo el derecho del mundo a saber la verdad. Considera la opción de dejar a tu pareja o plantéate una relación de poliamor (si las otras partes están de acuerdo).

6. Solo temes el qué dirán ante la ruptura

Si al pensar en dejar a tu pareja lo primero que se te pasa por la cabeza es la preocupación por el qué dirán, amigo/a mío/a, está clarísimo que terminar con la relación es la mejor opción. Olvídate de las apariencias y piensa en tu bienestar.

Resistencias

Dejar una relación cuesta (en la mayoría de los casos). Algunas de principales resistencias que te impiden o dificultan tomar esta decisión, aun sabiendo que la historia ya no funciona como debería, son:

  • Miedo a los cambios, a salir de tu zona de confort, a arriesgarte y «fallar».
  • Miedo a estar solo/a, incluso a sentirte raro/a si te mueves en ambientes sociales en los que todo lo haces en pareja.
  • Miedo a no encontrar a alguien mejor y pensar que «más vale malo conocido que bueno por conocer».
  • Etc.

Si no te enfrentas a estos miedos continuarás con una pareja con la que ya no estás bien y, por tanto, asumes que no te mereces ser feliz, ¿es eso lo que quieres?

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

¿Es fácil engañarte? |Psicólogo Lugo

Para comprobar de una forma sencillita si eres fácil de engañar, contesta al siguiente cuestionario sobre alguna de las características de tu personalidad. Asigna a cada pregunta un valor entre 1 (para nada) y el 5 (completamente de acuerdo) y anota tu puntuación. Después podrás interpretar tus resultados.

1. El sonido de una voz puede ser tan fascinante y envolvente para mí que al escucharla puedo olvidarme de todo lo que me rodea. 1 2 3 4 5

2. Cuando me concentro en algo, puedo quedarme absorto/a. Por ejemplo, si me concentro mucho en una lectura pierdo la noción del tiempo. 1 2 3 4 5

3. Mientras veo una película o una serie, me siento como si fuera uno/a de los protagonistas. 1 2 3 4 5

4. Recuerdo acontecimientos de mi vida con tanta claridad e intensidad como si los estuviera reviviendo. 1 2 3 4 5

5. Puedo llegar a meterme tan de lleno en la música, que cuando la escucho no presto atención a nada más. 1 2 3 4 5

6. Me suelen afectar las películas de terror, tanto que en ocasiones me dan ganas de taparme los ojos (o lo hago). 1 2 3 4 5

7. Fantaseo acerca de lo que me sucede o lo que me gustaría que me sucediera. 1 2 3 4 5

Resultados

  • Puntuación 25 o superior

Esta puntuación indica que tiendes a perder la noción del tiempo cuando estás entretenido/a, eres fácil de sugestionar y puedes presentar confusión entre la fantasía y la realidad. Amigo/a mío/a, siento decirte que eres carne de cañón para estafadores y charlatanes…

  • Puntuación entre 15 y 24

Ten mucha cautela en épocas en las que te encuentres vulnerable porque pueden metértela doblada.

  • Puntuación menor de 14

Tienes los pies en el suelo. Eres una persona práctica y difícil de sugestionar y de engañar. ¡Felicidades!

Efecto Forer

A mediados del siglo pasado el profesor de Psicología Bertram R. Forer, pidió a sus alumnos/as que cumplimentasen un test de personalidad. Unas semanas después entregó a cada uno/a de ellos/as el resultado y les pidió que evaluaran las conclusiones a las que había llegado, puntuando del 0 al 5 cuan acertadas eran. El resultado promedio fue de 4,26 sobre 5, es decir, las descripciones que les había dado el profesor se ajustaban perfectamente a la visión que tenían de sí mismos.

Lo que no sabían los/as inocentes estudiantes es que había una gran trampa. Las supuestas evaluaciones personalizadas no lo eran, sino que entregó a todos/as los/as alumnos/as el mismo texto extraído de varios recortes de un libro de Astrología.

¿Qué es el Efecto Forer?

Es la tendencia a aceptar descripciones sobre nuestra personalidad si creemos que proviene de una fuente confiable, sin darnos cuenta de que esas mismas reseñas podrían aplicarse a la mayoría de las personas. Esta técnica es la que utilizan los/as tarotistas, cazadores de fantasmas, adivinos, chamanes, arquitectos emocionales y demás illuminatis que dicen cuatro o cinco chorradillas (eso sí, muy bien dichas) para que les aflojes la cartera.

¿Has sido víctima del efecto Forer?

Si crees que algunos horóscopos están hechos para ti, si te fías de la lectura de manos, cartas, posos del café, constelaciones familiares, etc. Te entretienes con tests de personalidad de dudosa rigurosidad y fiabilidad (como el del inicio del post), siento decirte que es muy fácil que lo hayas sido o lo seas.

Un ejemplo rápido para que veas lo fácil que es hacerse pasar por un adivino/a que lee la mente :

Tienes necesidad de agradar a los demás y de que te admiren, y a pesar de ello tiendes a ser autocrítico/a. Aunque muestras algunas flaquezas, generalmente eres capaz de compensarlas. Posees un gran potencial que aún no has explotado a tu favor. Por fuera te muestras disciplinado/a y con autodominio/a, pero tiendes a ser aprensivo/a e inseguro/a en tu intimidad. Por momentos sientes serias dudas acerca de si tomaste la decisión correcta o hiciste lo que debías. Prefieres dosis de cambio y variedad, y te sientes insatisfecho/a cuando estás restringido/a y limitado/a. Estás orgulloso/a de tener un pensamiento independiente y no aceptas las afirmaciones de los demás sin una prueba satisfactoria. Tienes claro que no es inteligente ser demasiado sincero/a al revelar cómo eres a los demás. En ocasiones eres extrovertido/a, afable y sociable, mientras que otras eres introvertido/a, cauteloso/a y reservado/a. A veces tus aspiraciones tienden a ser poco realistas.

Te has visto reflejado/a, ¿verdad? ¿Y quién no?

¿Cómo evitar ser víctima del efecto Forer?

No es fácil, pero la clave está en saber que existe. La información es poder, así que a partir de ahora ten en cuenta que tenemos esta tendencia a sentirnos identificados/as con afirmaciones vagas sobre nuestra personalidad, vida, penurias, ilusiones, etc. Independientemente de nuestro color de ojos, piel, pelo, estatura, genitales, kilos, centímetros, nacionalidad, religión, profesión, etc. No olvides que somos más parecidos/as de lo que creemos (lo siento por los/as racistas, machistas y demás gente prejuiciosa), estamos hechos de la misma pasta y nos quita el sueño cosas similares: economía, amoríos, trabajo, familia, salud, futuro, etc.

Los reyes de la trampa carentes de escrúpulos juegan con esto y se aprovechan de las personas. No caigas en el engaño, utiliza la lógica y el raciocinio, si estás pasando una mala racha en vez de creer en horóscopos y predicciones baratas, acude a un profesional cualificado. ¡Muchacho/a, huye de las pseudo-ciencias como del mismísimo diablo!

Bibliografía

Forer, B. R., “The Fallaci of Personal validación: A Classroom demonstration of Gullibility”, Journal of Abnormal Psychology (1949).

www.nachocoller.com/eres-facil-de-enganar

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

¿Por qué nos damos besos?

Hay muchos tipos de besos, se los damos a personas diferentes, en distintas circunstancias y con diferentes intenciones. Pero hoy voy a hablar de los besos que le damos a la pareja o al amante bandido (los que se dan y reciben con la boca).

¿Por qué nos besamos?

Para explicar el origen de este comportamiento hay diversas teorías y ningún argumento único. Lo que parece estar claro es que se trata de una combinación de dos factores: los biológicos y los culturales.

Los besos no son exclusivos del ser humano

No somos los únicos animales que nos besamos en la boca, los chimpancés y los bonobos (nuestros parientes más cercanos) suelen besarse con frecuencia y, sobre todo, se besan tras una pelea a modo de reconciliación y también lo hacen durante el acto sexual. ¿Se te hacen familiares estas escenas?

Beso de alimentación o premasticación

Nuestros ancestros utilizaban el contacto boca a boca para pasar el alimento masticado de progenitores a crías (recordemos que los bebés nacen sin dientes). Este comportamiento lo podemos observar también en muchas aves y algún mamífero. Se cree que el beso de alimentación entre padres/madres e hijos/as fue evolucionando hasta convertirse un medio de expresar afecto y cariño. Sé que no te gustará recordar este dato la próxima vez que des un beso… Lo siento.

Función sexual

Dar un beso puede servir como una especie de sensor químico (olor y gusto) para evaluar de forma rápida a la otra persona. Como cuando en una feria gastronómica probamos un producto antes de comprárnoslo, no vaya a ser que nos llevemos a casa algo que no nos gusta.

Además de esta función «analítica», al besarnos sentimos placer, excitación, apego, etc. Esto sucede porque en los labios hay multitud de terminaciones nerviosas que al ser estimuladas, liberan hormonas (adrenalina, dopamina y oxitocina) al torrente sanguíneo.

Besos culturales

Los besos con lengua no se practican en todas las culturas, de hecho, en algunas están vistos como algo repulsivo. Parece ser que existe una interrelación entre la complejidad social y el beso: cuanto más compleja y desarrollada es la sociedad, es mayor la frecuencia del beso francés. ¿Tiene su lógica, no? Si las condiciones de sanidad y, sobre todo, de higiene oral mejoran, este tipo de besos son mucho más agradables y salubres.

Resumiendo

Nos besamos porque nuestros ancestros ya lo hacían. Lo hacemos porque quizás así «catamos» un poco al otro/a. Nos besamos para mostrar afecto. Y también lo hacemos porque nos da gustillo. Y digo yo… ¿Por qué no nos besamos más?

Psicólogo Lugo

Janet Díaz


Notice: Undefined index: opcion_cookie in /home/psicol31/public_html/wp-content/plugins/click-datos-lopd/public/class-cdlopd-public.php on line 416

Notice: Undefined variable: input_porcentaje in /home/psicol31/public_html/wp-content/plugins/click-datos-lopd/public/class-cdlopd-public.php on line 484