Tu cerebro te engaña

fallos del cerebro

Tu cerebro tiene fallos, como el de todos/as, aunque estos no siempre son fáciles de detectar. Nos creemos que nuestro sistema nervioso es una máquina perfecta, pero a veces falla percibiendo de un modo incorrecto y creando ilusiones y sensaciones extrañas.

Este post está destinado a que descubras como tu cerebro te trolea. ¿Estás preparado/a?

Dos narices

Cruza los dedos índice y corazón (como seguramente alguna vez has hecho para invocar a la suerte). Luego cierra los ojos y con el ángulo formado por tus dedos entrelazados (una especie de V a la altura de las uñas), frota repetidamente de arriba abajo la punta de tu nariz, asegurándote de que ambos dedos tocan tu nariz. A los pocos segundos de fricción empezarás a notar que tienes dos napias. ¿Las percibes?

Explicación

Al tocarte la nariz tu cerebro no está teniendo en cuenta que tus dedos están cruzados, porque esta posición no es la habitual. Y como te estás frotando el hocico con el lado derecho del dedo corazón y el izquierdo del índice (si lo haces con la mano derecha), la explicación que se le ocurre a tu sesera es que tienes un par de narices.

Punto ciego

Dibuja en un folio de forma horizontal una letra A, a unos 5 centímetros dibuja una B y a unos 10 centímetros dibuja una C. Ahora acerca el folio a tu cara y cierra tu ojo derecho, concentrándote con tu ojo izquierdo en la letra C. Muy poco a poco ve separando el folio de tu cara mientras continúas mirando fijamente la letra C. Llegará un momento en el que como si fuera un truco de magia, desaparecerá la letra B. ¡No te parece increíble! Pues aún hay más, si continúas concentrado/a en la letra C y sigues separando más el folio descubrirás que por “arte de magia” reaparecerá la letra B y desaparecerá la A.

Explicación (muy simplificada)

Tus ojos están conectados al cerebro a través de una especie de cable, el nervio óptico. El área de la retina por la cual el nervio óptico y los vasos sanguíneos abandonan el ojo carece de fotorreceptores y se conoce como punto ciego. En tú día a día no eres consciente de ello porque lo que no ve un ojo es compensado por lo que ve el otro. Y cuando cerramos un ojo tampoco vemos un punto negro porque nuestro cerebro hace una especie de rellenado con la información que tiene alrededor tapando el hueco, pero con este ejercicio dejas en paños menores a tu cerebro…

¡Qué frío!

Para poner en práctica este ejercicio necesitas tres monedas iguales (que no sean muy pequeñas; intenta que sean de 50 céntimos, un euro o dos euros). Mete dos de las monedas en el congelador hasta que estén frías y la otra mantenla a temperatura ambiente. Transcurrido el tiempo necesario, sácalas del frigo y colócalas en línea siguiendo la siguiente pauta: moneda fría – moneda a temperatura ambiente – moneda fría. A continuación tócalas con la punta de tus dedos de una de tus manos (índice, corazón y anular). ¿Cómo notas la del medio? ¡Está fría también!

Explicación

A tu cerebro le falta un poco de resolución en la termocepción… Los sensores de frío de las neuronas de los dedos índice y anular están superactivados y los del dedo corazón están a medio gas. ¿Qué sucede? Pues que tu cerebro recibe el mensaje de frío, pero como no logra saber los dedos exactos, les adjudica el frío a todos.

Brazos que van por libre

Ponte en el marco de una puerta con los brazos abiertos y las manos por el lado del dorso y muñecas pegadas al marco o pared (como haciendo un triángulos con tus brazos). Haz fuerza como si quisieras ensanchar el marco de la puerta. Mantente ejerciendo presión con los brazos y manos unos 30 segundos. ¡Aguanta! Pasado ese tiempo sal del umbral de la puerta y relaja tus brazos, ¿notas como ascienden solos?

Explicación

Este es un truco del almendruco que utilizan hipnotizadores y cuentacuentos baratos para hacerte creer que manejan tu cuerpo, tu mente y qué se yo. Pero no se trata de magia, es el Efecto Kohnstamm que se caracteriza porque tanto los músculos como el cerebro persisten en ejecutar una fuerza previa.

Brazo chiquito

Para este ejercicio vas a necesitar que alguien te preste su brazo (no hace falta que se lo cortes ni que se lo arranques). Pídele que estire el brazo y que cierre los ojos. Tú lo único que tendrás que hacer es recorrer con tu dedo muy lentamente su brazo desde la cara interna de la muñeca hasta la cara interna de su codo. Eso sí, pídele que cuando note que estás llegando a su codo te avise para poder demostrarle que su cerebro también le trolea. ¿Cómo? Te dirá que ya has llegado a su codo cuando aún falten unos 3 centímetros.

Explicación

Misterio de la mente humana: no se sabe a qué se debe esto, pero no deja de ser muy curioso.

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

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