Un cuerpo de anuncio no te hará feliz

belleza y felicidad

Quien más, quien menos, ha tenido alguna vez alguna inseguridad con respecto a su aspecto físico. Ya sea por nuestro peso, nuestra altura, el tamaño o forma de nuestros glúteos, pechos, nariz, tobillos, tripa… La presencia o ausencia de pelo, la textura o manchas de nuestra piel o el color de nuestros ojos. A veces llegamos incluso a pensar que si esa “imperfección” que consideramos que tenemos, desapareciera o se corrigiera por arte de magia o de bisturí, seríamos mucho más felices. Como si la eliminación de ese «defecto» de nuestro cuerpo bastase para resolver todos nuestros problemas.

¿Por qué le damos tanto valor a la belleza?

La atolondrada sociedad en la que vivimos nos vende (por no decir exige) un estándar de belleza. Se trata de una especie de lista de frívolos requisitos que debemos cumplir, ya sabes, medidas de cuerpo perfecto y cara impecable. Y majos/as, los/as que no seamos altos/as, delgados/as y guapos/as y, por supuesto, jóvenes, estamos fastidiados/as.

“Calladita estás más guapa”, “los niños guapos no dicen palabrotas”, “las chicas bonitas no hacen eso”, “que feo te pones cuando te portas mal”, etc.

¿Lo has escuchado alguna vez? De forma más o menos sutil desde bien pequeñitos/as nos han inculcado la idea de que ser guapo/a es ser socialmente aceptado/a y ser feo/a, el peor de los insultos.

En la vida real, sin filtros y sin retoques, muy poca gente (sobre todo los/as que peinamos canas) cumple con el estándar de belleza de cuerpo con piel tersa, sin arrugas, sin celulitis, sin estrías… Además, es muy probable que por mucho que intentemos conseguir ese cuerpo «10», no lo consigamos alcanzar, y si lo logramos, desde luego no será por mucho tiempo.

La gran mayoría de nosotros/a no tenemos un cuerpo «perfecto». No tenemos una tabla de lavar en los abdominales, ni un culo para abrir nueces, ni una sonrisa de anuncio de pasta de dientes. ¿Y qué hacemos?¿Vivimos escondiendo nuestras inseguridades? ¿Nos castigamos por no conseguirlo? ¿O nos aceptamos tal y como somos?

Uno de los problema de vivir en una sociedad que le rinde tanto culto a la belleza es que da la impresión de que tener un cuerpo danone es lo más importante.  Y si no lo tenemos, pues entonces toca machacarnos en gimnasios, dejarnos los dineros en cremas “milagrosas”, someternos a dietas peligrosas o ayunos porque despreciamos nuestro reflejo en el espejo. ¿Merece la pena dejar de lado nuestro bienestar, los pequeños placeres de la vida, por sacrificarnos para intentar lograr un cuerpo de «10»?

¿La gente guapa y con cuerpo de anuncio es más feliz?

No.

Nos venden la idea de que ser guapo/a te arregla la vida. Te permite optar a un mejor trabajo, mayor estatus, mayor popularidad y, en última instancia, mayor cariño de los demás hacia ti. ¿Crees que esto es verdad? ¿Piensas que si eres guapo/a y te van a querer más?

La realidad es que el amor y el cariño no tienen nada que ver con el tamaño de tu cuerpo, la talla de sujetador, la barba, el color del pelo o la flacidez de la piel. Es más, sal corriendo como alma que huye del diablo si alguna vez alguien te quiere por tu aspecto físico.

¿Para qué necesitas el cuerpo?

¿Para lucir palmito en bikini/bañador, subir fotos de culos a instagram o para besar, abrazar y vivir experiencias? Si tenemos esto en cuenta igual el tema de la belleza no es tan importante.

La mejor opción es aceptarnos tal y como somos. Con lo que nos gusta y con lo que no nos gusta tanto de nosotros/as mismos/as y, sobre todo, no perder de vista que somos mucho más que unas piernas, unos ojos o una melena.

Esto no quiere decir que no nos tengamos que cuidar, existe una gran diferencia entre llevar una vida saludable (cuidar la dieta y hacer deporte) y obsesionarnos por nuestro aspecto físico. Que no se nos olvide que somos mucho más que los centímetros que midamos o los kilos que pesemos; si tenemos esto en cuenta, el «envoltorio» queda en un segundo plano.

Aquí te dejo un artículo sobre los complejos físicos. ¡Espero que os guste!

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Notice: Undefined index: opcion_cookie in /home/psicol31/public_html/wp-content/plugins/click-datos-lopd/public/class-cdlopd-public.php on line 416

Notice: Undefined variable: input_porcentaje in /home/psicol31/public_html/wp-content/plugins/click-datos-lopd/public/class-cdlopd-public.php on line 484