El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la ansiedad persistente y las preocupaciones excesivas e incontrolables, que se producen constantemente durante al menos 6 meses, ante situaciones y temas cotidianos.
Componentes fundamentales
Este trastorno tiene dos elementos nucleares:
- la ansiedad: sensación de inquietud, desasosiego, tensión y angustia.
- las preocupaciones: cadena de pensamientos fatalistas acerca de una desgracia o un posible peligro futuro dónde hay mucho grado de incertidumbre.
Las preocupaciones más habituales en este trastorno suelen estar relacionadas con:
- la familia: ¿y si le pasa algo malo a…?
- las amistades: ¿y si no le caigo bien…?
- los estudios/el trabajo: ¿y si suspendo/ me despiden?
- salud: ¿y si estoy incubando algo?
- la economía: ¿y si no gano para gastos?
- las relaciones sociales: ¿y si me dejan de lado?
- etc.
Las personas con trastorno de ansiedad generalizada pasan muchísimo tiempo preocupadas por aspectos variopintos; a mis pacientes (en clave de humor) suelo decirles que viven en ysilandia (y si, y si, y si???). Se preocupan por cosas que muy rara vez ocurren y, en el caso de suceder, las consecuencias no son tan fatalistas o devastadoras como ellos/as mismos/as anticipan.
¿Si tú te preocupas mucho quiere decir que tienes un trastorno de ansiedad generalizada?
No.
Una cosa es ser preocupadizo/a (creo que esta palabra no existe) y otra muy distinto padecer este trastorno. ¿Quién no se ha sentido ansioso/a y preocupado/a en algún momento de su vida? ¿Hay alguien en la sala que no levante la mano? Cri- cri. Pues eso, no vayamos a colocarnos etiquetas y/o diagnósticos, que me han contado por ahí que tenemos cierta tendencia.
Criterios diagnósticos para el trastorno de ansiedad generalizada (DSM – V)
- Debe haber una ansiedad y preocupación excesivas y persistentes (presentes más de la mitad de los días durante al menos 6 meses) sobre diversas áreas o circunstancias de la vida.
- A la persona le resulta difícil controlar la preocupación y que esta no interfiera con las tareas que realiza.
- La ansiedad y la preocupación están asociadas con tres o más de los siguientes síntomas (basta con uno en niños): inquietud o tener los nervios de punta, cansarse con facilidad, dificultades de concentración o quedarse en blanco, irritabilidad, tensión muscular y perturbaciones del sueño.
- La ansiedad, la preocupación o los síntomas anteriores producen un malestar significativo o un deterioro del funcionamiento de la persona en áreas importantes.
- El trastorno no es debido a los efectos directos de una droga, fármaco o enfermedad.
- El trastorno no se explica mejor por la ocurrencia de otro trastorno mental.
¿Te sientes identificado/a?
Si tu ansiedad y preocupaciones son excesivas, continuas, difíciles de controlar e interfieren en tus actividades diarias, te aconsejo que contactes con algún psicólogo/a.
Las personas que padecen este trastorno no suelen acudir a terapia ya que muchos/as lo ven como una forma de ser (siempre me he preocupado y agobiado mucho, es mi personalidad, soy muy aprensivo/a, etc.). En otras ocasiones lo que ocurre es que piden ayuda en el lugar equivocado, rectifico, no es que vayan al sitio incorrecto sino que les ofrecen un «remedio» desacertado. Algún que otro médico de cabecera tiene cierta predilección por tratar cualquier problema de salud mental con una pastillita sin ni siquiera plantearse otras alternativas. ¿No puedes dormir? Pastillica. ¿Estás triste? Pastillica. ¿Estás nervioso/a? Pastillica. Y así hasta el infinito y más allá. Ojo, no digo que los psicofármacos no sean efectivos, pero abusar de ellos es perjudicial. No perdamos de vista que somos el segundo país del mundo que más psicofármacos consume (esto no es para estar orgullosos/as) y creo que es necesario hacérnoslo mirar.
El curso del trastorno de ansiedad generalizado es crónico y está muy relacionado con la falta de tolerancia a la incertidumbre. Y eso de pastillita «pal body» dineritos «pala» farmacéutica creo que no es lo mejor. Los antidepresivos y ansiolíticos suponen una ayuda más bien a corto plazo, y para nada es recomendable usarlos de por vida, por nimiedades como los efectos secudarios o la adicción que generan.
En muchos trastornos la terapia psicológica funciona a las mil maravillas (así lo demuestran distintos estudios científicos) y, por lo tanto, debería de ser el tratamiento de elección, pero sigue ganando por goleada la prescripción de fármacos. No es que quiera barrer para casa pero sí, la terapia psicológica es la mejor opción para tratar el trastorno de ansiedad generalizada. Oigan, que no solo lo digo solo yo, también lo afirma el National Institute For Health And Clinical Excellence (2011) 😉
Psicólogo Lugo
Janet Díaz
Bibliografía
Belloch, A. y Sandín, B. (2009). Manual de psicopatología (vol. II)
Díaz, M., Ruiz, M. y Villalobos, A. (2017). Manual de técnicas y terapias cognitivo conductuales.
Vallejo, M. y Comeche, M. (2016). Lecciones de terapia de conducta.
www.cop.es/colegiados/A-00512/ansia.html
www.infosalus.com/farmacia/noticia-espana-abusa-psicofarmacos-20180806082710.html