Serle infiel a la pareja es una situación bastante frecuente. Los motivos o razones por las que las personas ponen los cuernos son muchos y muy variados, veamos los más frecuentes.
Empujón para romper una relación que ya no funciona
Miedo a la soledad, problemas en la toma de decisiones o inseguridades varias acostumbran a estar presentes en estos casos. “La relación va mal y no quiero seguir con mi pareja. Pero como me da muchísimo miedo quedarme solo/a, necesito tener a alguien esperándome o que me motive a dar el paso”. Hay personas que no quieren estar solas y siguen con su pareja aunque la relación no funcione, cueste lo que cueste, porque se sienten incapaces de vivir sin pareja. Por eso, antes de romper con la relación, buscan a otra persona como una especie de salvavidas.
Reafirmación personal y/o crisis existencial.
En estos casos la infidelidad no aparece como respuesta a un problema de pareja, sino que se trata de un intento de búsqueda de autorrealización personal o de una reacción al aburrimiento. “ Me he casado, tengo hijos, hipoteca y un coche familiar. Ahora que me toca, ¿envejecer? ¿Esto es todo?”. Aquí los escarceos amorosos o aventuras se pueden utilizar para reafirmar la libertad personal y/o satisfacer la necesidad de seducir. «Aun estoy en el mercado». Aunque la infidelidad tiende a llevar a consecuencias personales significativas (culpabilidad, por ejemplo), para algunas personas el hecho de tener una aventura puede aumentar su propio ego y autoestima.
Apego evitativo
Las personas con apego evitativo suelen tener dificultades con el compromiso. Valoran mucho su libertad y no sentirse «atadas a nadie», pero al mismo tiempo necesitan vinculación aunque les da miedo que les hagan daño. De tal manera que la infidelidad suele ser su mecanismo de huida, una forma de demostrase a si mismas que es no dependen de nadie.
Forma de descargar tensión
Hay personas que gestionan el estrés del día a día manteniendo sexuales esporádicas. A parte del placer que genera el sexo, el subidón que provoca el riesgo a ser descubierto/a, quedar a escondidas o el deseo de lo «prohibido» están presentes. No voy a entrar en si es buenas estrategia o no, pero lo que está claro es que los efectos colaterales para el otro/a miembro de la pareja son altos y dolorosos (si se entera).
Adicción al sexo
Un impulso sexual incontrolado puede incitar a ser infiel, realizar actos sexuales arriesgados o tener múltiples parejas sexuales con la libido como protagonista.
Venganza
«Ojo por ojo, diente por diente». Ser infiel para vengarse de unos cuernos es muy peligroso si solo se hace con la intención de equilibrar la balanza y no por apetencia o deseo. Pero no siempre la motivación son los cuernos previos, también puede producirse si un miembro de la pareja se siente traicionado de algún modo por el/la otro/a sin que existan terceras personas. «Siento que no me trata bien, no se está portando de un modo correcto o me ha desplazado respecto a mi familia de origen y al final he acabado tirándome a otro/a». Estas infidelidades no dejan de ser una forma de castigar al compañero/a o de venganza como respuesta a la falta de atención o de sentirse descuidadas.
Necesidad de experimentar
Si las relaciones sexuales dentro de la relación son muy anodinas y la persona infiel quiere probar cosas nuevas (y su pareja no está por la labor o ni siquiera está informada) es relativamente sencillo recurrir a fuentes “externas”. En otras ocasiones, la infidelidad no es una respuesta a un problema de satisfacción sexual con la pareja. Simplemente se trata de no saber afrontar la monotonía e intentar buscar un nuevo entretenimiento con una pareja secreta.
Carencias en la relación que se han ido cronificando
La mayoría de las carencias en las relaciones de pareja provienen de sentir una ausencia de complicidad, intimidad, comunicación, comprensión, valoración, refuerzo, ausencia de identidad propia, sentirse solo/a o abandonado/a. Y si una persona ha intentado comunicarle su insatisfacción a su pareja (pero no lo ha logrado, bien porque no ha sabido explicarse o porque no han querido entenderla), si además considera que estas carencias son normales en las relaciones estables y además cree que metiendo los problemas debajo de la alfombra van a desaparecer por ciencia infusa. ¿Qué pasa? Pues que estas carencias o insatisfacciones no desaparecen, sino que se cronifican. Y de repente aparece alguien…
Psicóloga Lugo
Janet Díaz