¿Tengo hipocondría?

Trastorno de Ansiedad por Enfermedad

Desde el año 2014, con la actualización del  DSM-V (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), el Trastorno por Hipocondría pasó a denominarse Trastorno de Ansiedad por Enfermedad. Pero voy a dejar a un lado los tecnicismos y seguir llamándole hipocondría, porque así nos entendemos mejor todos/as.

¿Qué es eso de la hipocondría?

Las personas que sufren este trastorno creen padecer una enfermedad grave y por ello experimentan una preocupación y una angustia excesivas. Esta supuesta enfermedad no la ha detectado ningún médico o especialista, se trata de un autodiagnóstico o de una malinterpretación personal de algún síntoma físico insignificante o funciones corporales normales. Las personas con hipocondría tienen la convicción de que ya tienen la dolencia y aunque acudan a distintos médicos una y otra vez y no les detecten nada, el miedo y la angustia no desaparece. Están convencidas de que padecen una terrible enfermedad y esta preocupación está presente al menos durante 6 meses.

Preocupaciones por cualquier aspecto relacionado con la salud

“No paro de darle vueltas y de revisar el tamaño y la forma de esta mancha de nacimiento (que nunca ha cambiado). Esto tiene una pinta de melanoma…”.

“Mi abuelo tuvo Alzheimer y últimamente me noto muy despistado/a, se me olvidan muchas cosas… Madre mía, tengo principios de demencia”.

“Me duele la cabeza… ¿Será un un tumor?”.

“Esta tos…. Neumonía, seguro”.

“Noto un dolor en el brazo… Infarrrrrto”.

¡Ojo! No quiero banalizar este trastorno, las personas que lo sufren lo pasan realmente mal. Si acostumbráis a leer mis post ya sabréis que me gusta poner un toque de humor y desdramatizar en la medida de lo posible. Que nadie se ofenda, ¡por dios!

¿Tienes hipocondría si cumples con alguno de los criterios anteriores?

Tener ciertos rasgos de hipocondría es habitual, especialmente las personas ansiosas o preocupadizas. En algún momento cualquiera de nosotros/as nos hemos podido preocupar algo, mucho o nada por algún aspecto de nuestra salud, pero de ahí a padecer el trastorno hay un buen trecho.

La preocupación por la salud y el miedo a padecer una enfermedad no son suficientes. También hay que prestar atención a la relevancia de los síntomas y de cómo estos afectan a tu vida diaria. Si la preocupación no interfiere de forma significativa en tu día a día, no se puede considerar trastorno.

Tips para hipocondríacos/as

Si no te fías de lo que te dice tu médico, solicita una segunda opinión. Pero, por favor, no pidas una tercera, décima o trigésimo segunda. No te va a servir de nada ir a tropecientos mil médicos esperando que alguno te confirme tus terribles sospechas.

Si eres de los/as que no vas al médico porque te da miedito, deja de automedicarte, chutarte de hierbajos y de consultar a curanderos, tampoco te va a servir de mucho.

Racionaliza. Si varios médicos te valoran de forma exhaustiva y coinciden en descartar tu temida dolencia, lo más probable es que no tengas nada. Lo mejor que puedes hacer es plantearte ir al psicólogo, porque por muy seguro/a que estés de que padeces esa enfermedad, en realidad no la tienes. Majo/a, lo que probablemente tienes es hipocondría.

Google, los programas de televisión, lo que te cuenta el/la vecino/a y, por supuesto, las batallitas de las salas de espera, pueden hacer mucho daño. Confía más en los profesionales que en habladurías, Internet o en tus pensamientos.

Busca la ayuda de un/a psicólogo/a 😉

Bibliografía

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.)

Psicólogo Lugo

Janet Díaz

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