El efecto espectador o de difusión de la responsabilidad es un fenómeno estudiado por la Psicología a raíz de un asesinato ocurrido en un barrio residencial de Nueva York en el año 1964 .
Una noche un hombre apuñaló por la espalda a una chica, Kitty Genovese, mientras se dirigía hacia su casa caminado. La policía se puso a investigar este terrible suceso y, sorprendentemente, descubrieron que había muchos testigos en este caso. Por lo menos 38 personas habían visto como un hombre asaltaba y asesinaba y una chica en plena calle y nadie había hecho nada para evitarlo. Ni la auxiliaron ni dieron la voz de alarma. Sorprendente, ¿verdad?
¿Qué es el efecto espectador?
Este fenómeno, también conocido como difusión de la responsabilidad, hace referencia a aquellos casos en los que personas que son testigos de un crimen o delito no ofrecen ayuda a la víctima cuando hay otros individuos presentes. Es decir, en una situación de peligro o emergencia cuanta más gente haya observando esa situación, más difícil es que alguien intervenga, se responsabilice y/o proporcione ayuda a la víctima.
Así que si en algún momento de tu vida estás en peligro y necesitas ser ayudado por alguien, que sepas que cuanta menos gente haya viéndote, mejor. Y si no que se lo digan a los migrantes y refugiados del Open Arms o a las víctimas de bulling…
La influencia del grupo en el individuo
En Psicología nos gusta más un experimento que a un tonto un lápiz y por supuestísimo se han realizado estudios para demostrar el efecto espectador.
Experimento
Una persona (conejillo de indias) va a una oficina para realizar una entrevista, se acerca a la secretaria (actriz) y esta le da un formulario para que cubra mientras espera en una sala contigua.
Este sujeto experimental coge los papeles y se va a la salita vacía a cumplimentar el formulario. De repente empieza a salir un humo denso y aparentemente peligroso por debajo de la puerta y ¿qué crees que hace? Pues lo esperable, se levanta y se se acerca a la secretaria para dar la voz de alarma. Esta situación se replicó con muchas personas distintas y la inmensa mayoría de ellas al ver el humo, avisan del peligro.
Modificación del experimento
Una vez observadas a unas cuantas personas, los investigadores hacen una modificación y crean una nueva situación experimental: en la sala de espera ya no estará el sujeto experimental solo, habrá más gente esperando (actores). Los cómplices del experimentador tenían una instrucción clara: cuando el humo saliese por debajo de la puerta, debían continuar cubriendo los formularios como si nada ocurriese.
En esta nueva situación, una persona acude a una entrevista, coge los formularios que le da la secretaria y se mete en una sala de espera en la que hay otros candidatos en su misma situación cubriendo papeles (aunque realmente son cómplices). Se sienta y cumplimenta el formulario y de repente ve como empieza a salir humo por debajo de la puerta… Mira a las otras personas que no muestran el más mínimo signo de desconcierto o preocupación y… ¿Qué crees que hizo el muchacho? Exacto, nada.
En la gran mayoría de los casos, cuando los otros individuos no responden, el sujeto tampoco lo hace, no da la señal de alarma.
¿Podemos librarnos del efecto espectador?
Sí.
Está claro que el contexto, el grupo de iguales o la percepción social que tengamos influye en nuestro comportamiento. Pero no lo determina.
Una actitud pasiva ante las situaciones de emergencia no dice nada bueno a favor nuestro ni de nuestra sociedad. Si queremos un mundo más empático y menos indiferente a las desgracias ajenas, debemos predicar con el ejemplo. La clave está en no tener que esperar a que los demás actúen para hacerlo nosotros/as. Somos seres racionales, no ovejas.
¿Y tú, cómo actúas cuando alguien está en peligro? ¿Ayudas o no haces nada?
Bibliografía
Clay Lindgren, Henry. Introducción a la psicología social. Trillas, 2003. Papalia, Dianne. Psicología. México, Mc Graw-Hill, 2003.
https://www.youtube.com/watch?v=BdpdUbW8vbwwww.youtube.com/watch?v=BdpdUbW8vbw
Psicóloga Lugo
Janet Díaz