La situación actual de crisis sanitaria, económica y social puede afectar a la sexualidad y para muestra, un botón:
Evidencia científica sobre las vías sexuales de transmisión del COVID-19
El COVID-19 no es una enfermedad de transmisión sexual, aunque se puede contagiar por esta vía. Este virus se propaga muy fácilmente a través de gotitas respiratorias y saliva y, claro, teniendo en cuenta que la mayoría de las prácticas sexuales tienen que ver con la cercanía física, las caricias, los besos y los lametones (entre otros), pues ni que decir tiene que la sexualidad puede verse afectada.
- El simple hecho de besarse con alguien es arriesgado si no sabemos a ciencia cierta que no está infectado/a.
- En cuanto a las caricias, se sabe que este virus no traspasa la piel, aunque esta se puede contaminar y convertirse en un modo de transmisión secundario. Lo escuchamos hasta en la sopa: lavémonos las manos (y lo que no son las manos, también).
- Por otro lado, hay estudios en los que se ha detectado la presencia de COVID-19 en las heces, así que actividades como el sexo oral- anal (beso negro), utilizar juguetes sexuales en la zona anal y/o penetración anal sin protección son, en estos momentos, prácticas sexuales no recomendables.
- De momento, en los fluidos vaginales no se ha encontrado evidencia de la presencia del COVID-19.
- En cambio, en el caso del semen si hay hallazgos preliminares que confirman su presencia en pacientes infectados, pero no se sabe si es activo para causar infección.
Se necesita mucha más investigación, así que de momento precaución amigo conductor.
¿Qué puede suceder con el deseo sexual ante la situación actual?
Un estudio realizado por la Academia Internacional de Sexología Médica indica que, en líneas generales, durante las primeras semanas de confinamiento han disminuido tanto la frecuencia de las relaciones sexuales como el grado de satisfacción de las mismas. Ojo, es importante normalizar que la falta de deseo sexual está provocado por el contexto social actual y no patologizar a la primera de cambio.
Son muchos los elementos que influyen en el descenso del deseo sexual y en función de cómo cada persona esté viviendo esta situación de alarma influirá en el hecho de tener mayor o menor libido: la tristeza (por la pérdida de algún familiar, por ejemplo), la preocupación por la situación económica, el miedo a contagiarse y/o el estrés son factores a tener en cuenta.
El distanciamiento físico también influye: tener a la pareja lejos, no poder verla o no tener una relación estable disminuye la oportunidad de tener relaciones y puede influir en el descenso de la libido. Como también lo puede hacer el hecho de convivir las 24 horas del día con el/la churri. Aunque este bajón en el deseo ha sido lo más habitual, no es la norma, ya que también hay personas que han incrementado su apetito sexual durante el estado de alarma.
¿Afecta de la misma manera a las parejas que viven juntas, a las que están separadas o a las personas que no tienen una relación estable?
La sexualidad en parejas confinadas
Solo un 29% de las parejas confinadas encuestadas afirmaron que su deseo sexual aumentó y el 31% incrementaron la frecuencia de sus relaciones sexuales. Vamos, que en la mayoría de los casos tanto el deseo como el número de encuentros fue cuesta abajo.
¿Por qué? Porque por mucho amor que exista, convivir las 24 horas al día los 7 días de las semanas mientras duró la fase 0 (ánimo a los/as que actualmente estáis aun en esta fase) en un espacio físico reducido sin posibilidad de «me voy a dar una vuelta para despejarme», quema. El modo que tiene cada uno de los miembros de la pareja de afrontar la situación, la aparición de conflictos, la desaparición de la sensación de echar de menos a la pareja, el teletrabajo, cuidar a hijos/as y/o descuidar el aspecto físico son otros aspectos que median en la disminución del deseo. Pero aunque disminuya el apetito sexual, el confinamiento también puede favorecer que aumente la complicidad, la comunicación, la intimidad emocional y la conexión entre los miembros de la pareja. No todo son desventajas.
Sexualidad en las parejas a distancia
El 56% de las parejas que están separadas han aumentado su deseo sexual. Esto me suena a eso de que deseamos aquello que no está a nuestro alcance… Y sino que se lo pregunten a los tortolitos que han sido multados por saltarse el confinamiento.
Las parejas a distancia alimentaron su deseo sexual echando mano del sexting (compartir imágenes de contenido sexual), con literatura erótica, comunicando fantasías a través de notas de audio (lo que me gustaría hacerte si estuvieras aquí…) y/o realizando videollamadas con un buen atrezo (guiño, guiño). Al fin y al cabo toca reinventarse.
Sexualidad en personas sin pareja
No nos olvidemos de que existe la sexualidad individual y en estos momentos la persona más segura con quien podemos tener relaciones sexuales es con nosotros/as mismos/as. El 47% de las personas sin pareja encuestadas afirmaron masturbarse más durante el confinamiento, y es que manteniendo una buena higiene de manos y de los juguetes sexuales es una magnífica oportunidad de poder encontrarse y profundizar en la propia sexualidad. Oigan, la tenemos a nuestro alcance, es gratis y no engorda, ¿qué más se puede pedir?
¿Qué hábitos sexuales se han visto más modificados?
- Aumento del 61% del consumo de pornografía después de declarar el estado de alarma en España (distintas plataformas permitieron el libre acceso).
- Las ventas de juguetes sexuales en España se han incrementado en un 35%(según una empresa del sector).
- Aumento de la frecuencia de la masturbación en personas que no conviven con la pareja o que no tienen una relación estable.
- El tráfico de usuarios/as en servicios de sexo por webcam creció un 100%.
- Los modos de establecer nuevas citas, encuentros esporádicos, relaciones sexuales o lo que surja:
- Cambio de citas cara a cara por citas virtuales a través de videollamadas a través de distintas aplicaciones móviles.
- Aumento del 22% de la duración de las conversaciones.
¿Qué sucederá con nuestra sexualidad durante el desconfinamiento?
Es una pregunta que no tiene una respuesta muy clara, son sospechas, hipótesis y lo iremos viendo con el tiempo. Hasta que no se encuentre una vacuna, lo que entendíamos por normalidad va a dejar de serlo y la sexualidad ocupará un espacio diferente.
Si tiramos de sentido común parece probable que disminuyan las relaciones sexuales esporádicas (por lo menos a corto y medio plazo), sobre todo con desconocidos/as por miedo al contagio. O puede que no…
Reflexiones
Esta pandemia mundial es un cataclismo que nos ha dejado noqueados/as, pero también nos permite valorar la importancia del contacto físico interpersonal. Esta especie de hambre de piel que muchos/as tenemos debido al distanciamiento físico, hace que apreciemos como nunca el hecho de ver, tocar, abrazar y/o besar a nuestros seres queridos. También es una magnífica oportunidad para explorar nuestro propio cuerpo, buscar mayor intimidad sexual e introducir nuevas formas de experimentar el erotismo.
La crisis del coronavirus, además de dolores de cabeza, puede ofrecernos alguna que otra oportunidad, aprovechémosla.
Bibliografía
Academia Internacional de Sexología Médica
Sex and Coronavirus Disease 2019
Psicóloga Lugo
Janet Díaz