Separación temporal | Psicóloga Lugo

La separación temporal dentro del ámbito terapéutico, ¿qué es?

  • Se trata de un periodo de separación en espacio y tiempo de una duración determinada previamente acordada por la pareja y por el/la psicólogo/a.
  • Tiene un sentido y unos objetivos concretos, no es un “nos vamos a dar un tiempo y a ver qué pasa”. El tiempo, por si solo, no suele resolver los problemas.
  • Y es una opción intermedia entre llevar a cabo una ruptura o seguir con la relación a pesar de la insatisfacción que produce.

¿En qué casos es recomendable?

Cuando existe una convivencia insostenible.

Discusiones constantes, cualquier comentario se convierte en un detonante para una bronca, no hay comunicación, resulta imposible llegar a pactos o acuerdos, etc.

Demasiada carga emocional y relación viciada.

Si en vez de resolver los conflictos se van guardando para la siguiente discusión y la posición de los miembros de la pareja es de queja y no de superación de problemas, los contratiempos y demás asuntos se acaban enquistando y la relación se vicia.

Al final, lo que ocurre es que cuando estamos peleándonos por una cosa que ha surgido ahora, acabamos discutiendo por lo que pasó la semana pasada, el mes pasado, lo que hiciste el año pasado o por lo que me dijo tu padre cuando me conoció.

No se asumen responsabilidades sobre el deterioro de la relación.

Si todo lo que dice la otra persona se interpreta como un ataque, la relación y el espacio de convivencia se acaba convirtiendo en un campo de batalla.

Cuando estamos anclados/as en la posición del TÚ: «tú me haces sentir», «tú no me haces sentir», «tú me provocas», «tú no me llenas», «tú me dices», «tú no me das», «tú haces», «tú no me completas», «tú», «tú», «tú»… Es muy difícil que pueda existir un NOSOTROS/AS.

No existe espacio individual.

En una relación sana y equilibrada, cada persona cuenta con un espacio individual (amistades, actividades, hobbies…) y con un espacio de pareja.

¿Qué suele ocurrir con las relaciones en  apuros? Fundamentalmente dos cosas: o que no exista un espacio de pareja (pero esto no se trabajaría con separación temporal) o que el espacio de pareja se haya comido casi por completo el espacio individual. Cuando pasa esto último, lo que suele ocurrir es:

  • Que haya una pérdida total de la individualidad. Los conflictos, disputas, enfados y demás problemas contribuyen a que poco a poco empecemos a estar mal personalmente y esto hace que nos vayamos aislando de nuestro entorno y al final nuestro mundo sea solo la pareja y lo que pasa en la pareja.
  • O también puede pasar que sí que se mantenga la individualidad, pero no de un modo sano… Como la carga emocional negativa dentro de la relación es tan fuerte interfiere, queramos o no, en nuestro espacio personal y cuando estamos en el espacio individual nos llevamos esta carga con nosotros/as. Es decir, quedo con mi familia, quedo con mis amigos/as o quedo con el vecino del cuarto, pero para hablar de los problemas que tengo con mi pareja.

La separación temporal aquí sí es una buena opción ya que resulta imprescindible que los miembros de la pareja puedan estar bien consigo mismos/as y volver a restablecer así el equilibrio perdido.

Ambos miembros de la pareja apuestan por intentar superar la crisis que atraviesan y la ruptura definitiva no es la primera opción

Es imprescindible que los miembros de la pareja quieran continuar con la relación. Si uno/a de ellos/as tiene claro que quiere dejar la relación, pero «para que no se diga que no lo he intentado», «porque no me atrevo a dejarlo», «para que la otra persona no piense mal de mí» acude a terapia, en este caso la separación temporal no es una opción.

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Dice que me quiere, pero ya no me toca | Deseo sexual inhibido

Micro infidelidades

Ruptura de pareja en vacaciones

¿Te has enamorado de alguien que ya tiene pareja?

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

¿Eres capaz de resolver este problema?

En nuestro día a día nos encontramos con más de un problema, ¿verdad? Somos expertos/as resolviendo asuntos varios pero, ¿lo hacemos correctamente?

Modelos mentales

De forma muy resumida, la Teoría de Los Modelos Mentales (Johnson-Laird, 1983) sostiene que cuando se nos plantea un problema creamos unos modelos mentales (mecanismos de pensamiento de nuestro cerebro) para razonar y tomar decisiones.

Sí, es un poco lioso, pero a continuación con un ejemplo se verá todo más claro.

Ejercicio de prueba

Empezamos con un problema fácil:

Beatriz quiere ir a comprar levadura para hacer pan, bizcochos y reposterías varias típicas de la cuarentena. Como es una ciudadana ejemplar, decide ir a comprarlas a la tienda más próxima a su casa que está a un par de kilómetros de distancia. Tiene varias opciones:

a) Ir en coche

b) Ir en bicicleta

c) Ir andando

¿Qué es más probable, que vaya en un vehículo o andando?

En función de las premisas anteriores del problema has construido tres modelos mentales: un modelo es ir en coche, otro ir en bici y el otro es ir andando. Hay, por tanto, dos modelos mentales en los que Beatriz se desplaza en un vehículo (coche y bicicleta) y solo uno en el que va andando.

Aunque ir a comprar levadura andando es una posibilidad, asignas mayor probabilidad a la opción de ir en un vehículo porque está en más modelos mentales (dos frente a uno).

Cuando una solución está en uno de tus modelos mentales, consideras que es una solución posible pero a lo mejor no muy probable. Pero si esa conclusión aparece en la mayor parte de nuestros modelos mentales, pensarás que es una solución posible y probable.

Problema

Ahora aumentamos la dificultad del ejercicio, ahí va:

Solo una afirmación es correcta sobre una mano de cartas de Póquer:

a) Hay un REY, o un AS, o ambas (REY + AS)

b) Hay una REINA, o un AS, o ambas (REINA + AS)

Pregunta: ¿Qué es más probable, el REY o el AS?

Tómate el tiempo que necesites para pensar (y no deslices hacia abajo hasta que no tengas clara tu respuesta).

Solución

Si has contestado que el AS es más probable porque aparece en más modelos mentales, has respondido como la mayoría de las personas.

Primera afirmación: hay un REY, o un AS, o ambas (REY + AS)

  • REY
  • AS
  • REY Y AS

Segunda afirmación: hay una REINA, o un AS, o ambas (REINA + AS)

  • REINA
  • AS
  • REINA Y AS

Vale, el AS aparece en cuatro modelos mentales y el REY solo en dos, con lo cual has asumido que el AS tiene más probabilidad. Sin embargo, tu respuesta es incorrecta.

¿Por qué?

Lee de nuevo el enunciado del problema (sospecho que no le has dado la importancia que se merece) “solo una de las afirmaciones es correcta”.

Ay amigo/a, tienes delante una disyunción exclusiva… Por lo tanto, si la primera afirmación fuese correcta (hay un REY, o un AS, o REY + AS) la segunda tendría que ser falsa a narices (hay una REINA, o un AS, o REINA + AS). Y a la inversa, si la segunda afirmación es correcta (hay una REINA, o un AS, o ambas), la primera será falsa (hay un REY, o un AS, o ambas).

Vamos a suponer que la primera afirmación fuese correcta y por tanto la segunda falsa. La opción de que pudiese salir el AS no es posible ni en la primera ni en la segunda mano (porque el AS en esa hipotética mano de cartas es incorrecta). El AS es el elemento común a ambas premisas, lo que lo convierte en falso en ambas afirmaciones. Así que si la primera mano fuese correcta, es imposible que el AS sea más probable que el REY.

Y si la segunda mano fuese la correcta, tanto el AS como el REY son imposibles, (pero eso no es lo que se pregunta en el problema).

Si notas que está a punto de explotarte la cabeza, lo siento (no sé explicarlo de un modo más sencillo).

Razonamiento probabilístico

Nuestra memoria de trabajo es limitada y por eso es tan habitual cometer errores a la hora de estimar probabilidades, ya que para ahorrarnos esfuerzos cognitivos no solemos valorar todas las alternativas.

En este problema de la mano de cartas tienes un ejemplo clarísimo de como no has tenido en cuenta los casos falsos y has asumido que todos los modelos tenían la misma probabilidad de ocurrencia, obviando información y no creando los modelos mentales suficientes para resolver el problema.

Lo más curioso, inquietante e interesante es que errores de este tipo los cometemos a diario sin ni siquiera darnos cuenta de ello. Hacemos juicios a los que les otorgamos la certeza total, tomamos decisiones acerca de lo que creemos que es más probable y al final resulta que estamos equivocadísimos/as (saludito a los/as que creen estar en posesión de la verdad absoluta y que nunca se equivocan).

Metemos la pata con mucha frecuencia y sin embargo también pecamos de excesiva confianza con respecto a nuestros juicios. ¡¡¡Prudencia!!! Informémonos y reflexionemos un poco más antes de echar la lengua a pacer o creernos lo que dice fulanito o menganita (porque como humanos, también se equivocan).

«Yo supongo (según mis modelos mentales) que tomar desinfectante es bueno para superar el Covid-19, así que voy a sugerírselo a mis files seguidores». «Si lo ha dicho el presi será cierto». Más de 100 intoxicados…

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Experimento de la prisión de Stanford

Obediencia a la autoridad

Bibiografía:

eumed.net

mugupiensa.com

psicologiadelpensamiento.es

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

Micro infidelidades |Psicólogo Lugo

El tema de las infidelidades es muy amplio y complejo. En una relación de pareja un comportamiento será considerado como infidelidad o no dependiendo de lo que se haya pactado previamente, por eso tiene un significado diferente para cada persona y relación (no todos los engaños tienen que ver con el fornicio). Lo que sí es común para todos/as es que se trata de una deslealtad, un daño a la confianza y una situación que implica sufrimiento.

Micro infidelidades

Las micro infidelidades son formas sutiles de saltarse los pactos previamente acordados o implícitos. Pueden parecer detalles insignificantes, incluso a veces cuesta identificarlos, pero terminan dando lugar a muchísimos malentendidos… Son, en definitiva, pequeños gestos y traiciones que rompen la lealtad y desestabilizan a la pareja.

Hay mil conductas, mil situaciones que se podrían considerar micro infidelidades (ya sabes, dependerá de los acuerdos que hayáis hecho, de lo que creáis que es correcto o incorrecto), pero las más habituales son:

  • Interactuar con personas por las que se siente atracción.

Para entendernos, lo que viene siendo tontear. Buscar la provocación hablando, enviando mensajes, intercambiando fotografías y mil y una historias más con personas que no son precisamente amigos/as de toda la vida (compañeros/as de trabajo, camareros/as, seguidores de Instagram, amigos del caralibro…).

  • No dejar claro que se tiene pareja o decir que no se tiene

Mentir con respecto a la situación sentimental deliberadamente negando u ocultando que se tiene pareja formal al conocer a gente nueva. O bien minimizar la seriedad de la relación (o directamente esconderla) a la gente del entorno.

  • Interactuar con ex parejas de forma oculta o buscar información sobre ellos/as a escondidas

Seguir en contacto con el/la ex no tiene nada de malo, pero si esto se oculta a la pareja actual (por el motivo que sea) se está traspasando una línea roja. Y si la relación terminó como el rosario de la aurora y no hay ningún tipo de relación, pero se busca información de él/ella, se espía lo que publica en redes sociales, se cotillea con quién está o deja de estar a escondidas, más de lo mismo.

  • Tener conversaciones subidas de tono con terceras personas

Tener charlas calentitas con algún desconocido/a (on line) o con personas con las que de cara a la galería hay unos límites clarísimos, pero al estar a solas o intercambiar mensajes el asunto sube de tono.

¿Lo has hecho?

Si te sientes identificado/a con alguno de los comportamientos anteriores, ¿sabes por qué lo haces? ¿Qué es lo que te está llevando a tener estas micro infidelidades? ¿Lo haces para sentirte bien? ¿O para fastidiar al otro/a?

Te sugiero que reflexiones sobre esto para averiguar por qué te comportas así. Seguramente sucedan alguna de estas dos cosas (o ambas):

Puede ser que tengas una carencia a nivel personal. Es decir, que necesites gustar y aprobación social para sentirte bien. Por eso buscas situaciones en las que puedas sentirte deseado/a y «que estás en el mercado». Si este es tu caso, quizá tengas que plantearte trabajar en tu autoestima para poder aprender a quererte independientemente de la opinión de los demás.

O puede que tengas un problema con tu pareja. Si en tu relación existe alguna carencia, estáis pasando una mala racha, atravesáis un momento complicado o tu chico/a no te aporta lo suficiente o aquello que deseas, tal vez la terapia de pareja no estaría de más (yo siempre barriendo para casa).

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Bibliografía: melanieschilling.com

Psicóloga Lugo Janet Díaz

Soltar el plátano |Psicóloga Lugo

¿Se te ocurre alguna forma de cazar con muy poco esfuerzo a un mono utilizando un plátano?

¿Cómo cazar a un mono?

Los miembros de una tribu indígena del Amazonas idearon una ingeniosa forma de capturar monos sin matarlos ni herirlos. Lo que hicieron fue construir una caja de madera con un pequeño agujero, por el que los monos podrían introducir su mano sin ningún problema.

Dentro de esta caja metían un plátano (ya sabes, a los monos les encantan) y la amarraban a cualquier árbol en algún lugar de la selva.
Cuando algún mono pasaba cerca de la caja detectaba el olor de la fruta, se acercaba a ella, colaba la mano por la ranura de la trampa y ¡premio! El mono más feliz que una perdiz cogía el plátano, pero… Era imposible sacarlo de la caja ya que el orificio de la caja era más pequeño que el tamaño del puño cerrado con la fruta.

Lo más curioso de todo esto es que los monos no sueltan el plátano y justo por este motivo son capturados. Para escapar los monetes solo tendrían que renunciar a la fruta, sacar la mano de la caja y recobrar su libertad, pero no lo hacen. Y así es como los miembros de esta tribu atrapan sin casi despeinarse a los monos: van al lugar dónde colocaron la trampa, se acercan a la caja atada al árbol y cogen al mono que no suelta ni a la de tres el plátano.

Aprende a soltar el plátano

¿Crees que es la caja es lo que atrapa al mono?

Si tú estuvieras en esa situación rápidamente encontrarías la solución de la trampa y soltarías la fruta, ¿verdad? ¿Pero no crees que a veces nos aferramos como los monos a los plátanos a relaciones de pareja, amistades, familiares, trabajos, hábitos, etc.? No sabemos o somos incapaces de renunciar a nuestros «plátanos» y acabamos atrapados/as ante situaciones de nuestra vida cotidiana en las que no queremos o no nos gusta estar. Pero seguimos aferrándonos como monos… Nos quedamos atrapados/as ante situaciones o personas y no las soltamos a pesar de que la solución es renunciar, dejar ir.

Si sientes o has sentido que alguna vez te has quedado atrapado/a en alguna relación o situación hasta el punto de sentirte inmovilizado/a, tranquilo/a, no eres un monete. A veces cuesta darnos cuenta de qué es lo que nos retiene, lo que nos inmoviliza, sin ni siquiera ser conscientes de que estar aferrándonos tanto a algo o a alguien es nuestra propia trampa. En otras ocasiones sí lo sabemos, pero no es nada fácil encontrar la estrategia adecuada para abrir la mano y soltar el plátano . ¿Y sabes qué? ¡Para esto (y para algo más) estamos los/as psicólogos!

Y a ti, ¿qué te ancla y te estanca en tu vida?

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Psicóloga Lugo

Janet Díaz

Ansiedad por comer durante la cuarentena

Comer es un acto fisiológico, social y emocional. Al ingerir alimentos aportamos energía y nutrientes a nuestro cuerpo. También comemos para celebrar acontecimientos personales (un homenaje por algo bien hecho), familiares (cumpleaños), sociales (cena de amigos/as) o profesionales (comida de trabajo). Y, por supuesto, también nos alimentamos para acompañar a nuestras emociones. Profundicemos más sobre este último factor: cuando comemos no solo sentimos emociones sino que también establecemos vínculos entre estas y la comida (aunque muchas veces no seamos conscientes). Por eso es tan frecuente que  nuestras emociones afecten a la relación que tenemos con la comida.

Principales aspectos que influyen en nuestra conducta alimentaria

1. Ritmo de vida

El ritmo de vida actual favorece la fast food, cada vez le dedicamos menos tiempo a pararnos a pensar y analizar “¿hoy qué voy a comer?”, “¿qué necesita mi cuerpo?”, “¿qué me apetece?”. Vamos con prisas, estresados/as, y acabamos comiendo cualquier cosa rápida. No tenemos más que observar como ha aumentado la oferta de comida a domicilio o como en  los supermercados cada vez hay más alimentos procesados, listos para comer en un periquete, se calientan en 5 minutos y bon appetit… Perfectamente compatible con el teletrabajo, con estar las 24 horas del día con las pequeñas bendiciones que no pueden salir a la calle, con horarios de trabajos extenuantes, con la pereza, etc.

2. Nivel económico

No todo el mundo puede permitirse ir al super y llenar el carrito de la compra con sus productos favoritos. ERTES, despidos, autónomos aullándole a la Luna… A veces se quiere comer jamón ibérico, pero toca contentarse con fiambre de pavo.

3. Conocimientos sobre alimentación

Compramos, cocinamos y/o elegimos la comida en función de nuestras creencias, modas (ayuno, dieta paleo…) o tendencias en salud, entre otros. Podemos creer que comemos sano, pero las creencias y las realidades a veces tienen poco que ver. Una dieta con poca variedad alimentaria, muy restrictiva en cuanto a calidad o cantidad no es sinónimo de comer sano (aunque lo diga el gurú de turno).

4. Biológicos

Hambre, apetito, sentido del gusto, intolerancias, alergias y un sinfín de factores más.

5. Cultura y religión

¡No voy a entrar en el tema de comer pangolín! Insectos, serpientes…. Para muchos/as de nosotros/as comer pulpo el algo completamente normal (y delicioso) pero hay otras culturas a las que les provoca el mismo asco que podemos sentir algunos/as de nosotros/as al pensar en saborear unas cucarachas fritas. Y con la religión pasa más de lo mismo, los musulmanes no comen cerdo y los católicos apostólicos romanos los viernes de cuaresma no tocan la carne (aunque mi padre dice que de pequeño si le aflojaba la cartera al cura le daba una estampita y diosito ya te permitía comer carnaza sin pecar).

6. Aspectos psicológicos

En función de nuestro estado de ánimo comemos de una manera u otra. Cuando estamos nerviosos/as, enfadados/as, tristes, cansados/as, contentos/as, etc. Comemos de forma diferente. Todos tenemos una alimentación emocional con tendencias diferentes: se nos cierra el estómago, comemos vorazmente, picoteamos, etc.

7. Disponibilidad de alimentos

Tenemos acceso a una gran variedad de alimentos y además de una manera muy suculenta. Presentaciones apetitosas, envoltorios con dibujos para los/as más pequeños/as, campañas publicitarias brutales, colocación estratégica en los supermercados y a veces hasta los comestibles vienen acompañados de regalos. Todo esto facilita que acabemos seducidos/as por determinados productos y tomemos decisiones impulsivas «no tenía pensado comprarlo pero lo vi allí y no me pude resistir».

Cuarentena y alimentación

Nos alimentamos rápido aun sin tener prisa, comemos sin hambre, picamos entre horas… Por no hablar de esa molesta sensación de descontrol ante algunos alimentos (chocolate, por ejemplo) y los sentimientos de culpa que aparecen después de darse un festín.

Muchos de los factores que influyen en nuestra conducta alimentaria han sufrido cambios con la situación excepcional que estamos viviendo: modificación de rutinas, preocupaciones económicas, malestar psicológico, menos visitas al super y/o despensas más llenas de lo habitual. Por eso no es nada raro que nuestra conducta alimentaria se vea alterada.

Pautas para gestionar el hambre emocional

Para disfrutar de la comida y no perder el control, hazte las siguientes preguntas antes de ponerte a zampar:

¿Por qué como?

Es muy frecuente comer de una manera automática, sin pensar, sin conectar con nuestras sensaciones. Una de las señales con la que más desconectamos es con ¿tengo hambre física de verdad o es que estoy aburrido/a, angustiado/a, etc.?

¿Cuándo como?

No te olvides de tener un horario adecuado de comidas.

¿Dónde como?

Hacerlo delante del ordenador, por ejemplo, no te ayudará.

¿Cuánto como?

Intenta identificar las señales de saciedad y cuando lo hagas ¡Para! No tienes que dejar el plato más limpio que una patena. Por una cuestión cultural se asocia el disfrutar de la comida con grandes cantidades, y lo cierto es que no hace falta engullir raciones ingentes para acabar satisfecho/a.

¿Qué como?

Elige los alimentos de una manera flexible y adaptándote a tus propias necesidades. Planifica tu compra y tus comidas, no hace falta que seas un MasterCheff, pero si que programes que vas a desayunar, comer, merendar o cenar.

¿Cómo como?

Hazlo con intención, saborea los alimentos. Comer es un placer. ¡Disfrútalo! No te fijes solo en los aspectos sensoriales de la comida (olores, sabores, texturas, etc.) sino también en qué pensamientos, emociones y sensaciones están presentes.

Miedo, egoísmo e irracionalidad en tiempos de coronavirus

Es completamente normal que ante esta situación excepcional que estamos viviendo experimentemos miedo; no queremos contagiarnos ni que nuestros seres queridos enfermen. Por eso, la mayoría de nosotros/as seguimos las recomendaciones de los expertos: lavarnos las manos con frecuencia, guardar la distancia de seguridad, evitar contacto con otras personas, permanecer en nuestro domicilio (a no ser que tengamos que seguir asistiendo a nuestros puestos de trabajo), etc. Vivimos con miedo y sentir pánico es relativamente sencillo. Y si a esta situación de incertidumbre le añadimos una buena dosis de sobreinformación (de dudosa veracidad en muchas ocasiones) facilita que entremos en un estado de caos mental. Y aquí empiezan los problemas…El miedo difuso puede ser muy peligroso, hace que dejemos la razón a un lado y nos guiemos por el pánico y el egoísmo.

Irracionalidad

La irracionalidad hace que nos volvamos egoístas. Por eso hay estanterías en los supermercados arrasadas, las mascarillas están agotadas, apenas quedan guantes o escasean los geles hidroalcohólicos. ¿Han desaparecido por arte de magia? ¿Es que ha aumentado la población en Lugo en los últimos 15 días? Creo que no. Estamos cansados/a de escuchar (desde fuentes oficiales) que las necesidades básicas estarán cubiertas, que los supermercados seguirán funcionando y ¿qué hacemos nosotros/as? Acaparar productos de higiene  y comida de un modo completamente ilógico y avaricioso. Comprando 10 kilos de arroz, 15 litros de lejía, 40 latas de conserva y 120 rollos de papel higiénico por si acaso. ¿Por si acaso qué? Las tiendas siguen abiertas, no nos vamos a quedar sin comida, ni sin bebida, ni sin productos de higiene, ni sin medicamentos. Si no cayéramos en pánico nos comportaríamos de forma racional y no habríamos comprado más productos de los que necesitamos. Que haya personas que en su despensa tengan conservas, leche, congelados y productos de limpieza para 3 meses es lo que hace que en las tiendas escaseen los productos. Y esto es, señores y señoras, egoísmo. Los productos que unos/as se han llevado de sobra, son los mismos que les faltan a otros/as. Si cada uno/a de nosotros/as compramos solamente lo que necesitamos habrá para todos/as, como lo hay y lo hubo en los últimos años.

Ira

El miedo extremo se convierte en pánico, pero esta emoción mal gestionada también se puede convertir en enfado, ira o crispación.

Hay gente muy cabreada con el mundo, con los políticos, con las personas que pasean a sus perros… Están indignados/as por la situación actual, les parece injusta y necesitan responsabilizar a alguien de todos sus males. Por eso aparecen justicieros/as de ventanas insultando o recriminando que sé yo, las redes sociales están repletas de “si hubieran hecho no sé que en vez de no sé cuantos”, etc. ¿Hay gente que hace trampas para saltarse la cuarentena? Sí, pero también hay personas que están acosando y faltando al respeto a trabajadores/as que no les queda más remedio que salir a la calle.

Seamos sensatos/as y no pretendamos ser moralmente superiores a otros/as o estar en posesión de la verdad. Mientras estemos más ocupados/as en buscar culpables, difundir noticias de dudosa fiabilidad, o insultar desde ventanas, pues mal vamos. La culpa de esta situación no la tienen los chinos, ni tus vecinos/as, ni el presidente del gobierno. Es una pandemia mundial.

Comportémonos de una forma civilizada

Pensemos racionalmente y no nos dejemos llevar por el pánico ni por la ira. Hay gente a la que le ha salido el lado más solidario (ojo, la solidaridad no son limosnas) y otras personas enseñan su cara más egoísta. No es que el/la que se ha llevado tropecientos botes de alcohol (del que desinfecta) a su casa sea mala persona, la mayoría de estos comportamientos se deben a una mala gestión del miedo.

Señalar al otro/a no nos ayudará en nada, es mucho mejor que hagamos examen de conciencia, ¿qué hemos hecho nosotros/as mal? ¿Hemos fallado en algo? Es probable que sí. Somos imperfectos/as y los errores están para aprender de ellos. Pero posiblemente también hayamos hecho cosas bien; felicitémonos por ellas y continuemos por este camino.

Mantengamos la calma, quedémonos en casa, dejemos de compartir bulos, de juzgar a si el/la vecino/a sale mucho o poco y de enfadarnos por cada medida nueva del gobierno. Esta situación es dura pero es lo que hay, es mejor que intentemos mantener una buena actitud mientras esperamos a que esto termine que estar malhumorados/as y crispados/as.

Si cada uno/a de nosotros/as intentamos ser respetuosos/as, pacientes y amables, llevaremos mejor esta situación. Tengamos empatía, pongámonos en la piel de las personas que lo están pasando realmente mal: los/as que están luchando contra el covid-19, los familiares de los/as fallecidos/as por este virus y los/as trabajadores/as que están al pie del cañón. ¿Es fastidiado, verdad? Ahora intentemos entender también como se sienten las personas que huyen de las guerras o del hambre, que buena falta nos hace. Seamos solidarios/as y dejemos de señalar y juzgar injustamente a los demás.

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

10 recomendaciones para pasar la cuarentena

¿Quieres saber qué puedes hacer para minimizar los efectos del confinamiento? Pues no te pierdas los siguientes consejos pasar la cuarentena.

1. Establece rutinas

Planifica actividades que formen parte de tu día a día, desde la mañana a la noche. Mantén los horarios de sueño; esto significa dormir un número de horas adecuado, ni más ni menos, y hacerlo en los horarios habituales. Respeta también los tiempos de las comidas, el tiempo que le dedicas a trabajar y al descanso, etc. Así podrás afrontar y reducir el descontrol y mantener cierta sensación de estabilidad (que buena falta no hace).

2. Haz un listado de tareas pendientes a realizar en casa

Organiza armarios, repara el grifo que gotea, limpia a fondo la nevera, arregla ese cajón que no cierra bien, ponle tacos a las patas de las sillas (ojalá mis queridos/as vecinos lo hicieran), cambia muebles de sitio, etc. Además de estar ocupado/a en mente y cuerpo, una vez hecho te sentirás muy a gusto por habértelo quitado de encima.

3. Realiza actividades gratificantes

Dejando los asuntos prácticos del punto anterior, este encierro puede ser un buen momento para aprovechar para hacer esas cosillas que te gustaría hacer pero para las que sientes que nunca tienes tiempo. Pintar, leer, hacer una maratón de series, aprender/ perfeccionar algún idioma, etc. Y no olvides que no hacer nada también puede ser gratificante. Ojo a los/as que estáis confinados/as en pareja, que aun tendremos Baby Boom en diciembre 😉

4. Mantén el contacto con tus familiares y amigos/as

Gracias a la tecnología, estar atravesando una cuarentena no significa estar asilado/a. Haz llamadas telefónicas, manda mensajitos, realiza videollamadas o envía mails para sentirte cerca de tus seres queridos. Pero por favor, que vuestras conversaciones no sean exclusivamente sobre el coronavirus.

5. Trata de no pensar en fechas

No te pongas plazos porque no sabes (nadie lo sabe) cuando volveremos a la normalidad. Si te mentalizas de que tal día volverás a la rutina y luego la cuarentena se alarga más de lo previsto, te enfadarás, angustiarás y frustrarás en vano.

6. Haz ejercicio físico

En la medida de lo posible realiza actividad física, baila, haz abdominales, levanta bolsas de naranjas, sigue algún tutorial de Youtube… La imposibilidad de salir de casa no significa para nada que no puedas hacer deporte. Además de sudar, evitarás los efectos físicos del sedentarismo y tu humor mejorará un poco (gracias a las endorfinas y demás hormonas).

7. Cuida tu alimentación

Aliméntate bien e hidrátate. Tienes muchísimo tiempo para preparar ricas y saludables recetas así que tira de creatividad. Cuando vayas a hacer la compra no te olvides de las frutas, verduras y demás alimentos saludables y huye de los precocinados. Si te interesa la alimentación y te preocupa coger unos kilos de más durante la cuarentena, te recomiendo a Marta de nutripasos.

8. No descuides tu aspecto físico e higiene personal

No olvides la importancia de la higiene, y no me refiero solo a que te laves las manos con frecuencia para matar el bicho. Dúchate a diario, péinate, lávate los dientes después de cada comida y no permitas que tus uñas se conviertan en garras. Puede parecer un consejo muy obvio, pero es muy sencillo caer en el auto abandono. Tampoco te pases todo el día en pijama, aunque no vayas a salir de casa, cámbiate.

9. Espacio y tiempo personal

Si estás confinado/a con más gente, es importante consensuar ciertas normas, comprender las necesidades de cada uno/a y respetar espacios y tiempos bien diferenciados. Puede ser una buena idea elaborar un horario de división de espacios, tareas y tiempos para no acabar arañándoos la cara. Amigo/a, ¡La convivencia puede ser muy dura!

10. No te sobreexpongas a noticias

Establece en qué momentos del día (maña y tarde, por ejemplo) vas a informarte y consulta solamente fuentes fiables. Limita en la medida de lo posible la cantidad de tiempo que pasas viendo, leyendo o escuchando noticias, el exceso de información no te ayuda y no hace falta que compruebes cada media hora las noticias. Tampoco contribuyas a propagar el miedo con bulos; evita difundir rumores o datos sin verificar (ya sabes, esos audios de whasapp y esas publicaciones del caralibro), no des crédito a todas las informaciones que circulan estos días.

Recuerda

Durante la cuarentena cumplir con las recomendaciones es, casi, nuestra principal responsabilidad. Si te sientes muy ansioso/a, triste o que la situación te afecta de una forma muy significativa, pide ayuda profesional.

#YoMeQuedoEnCasa

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

Dice que me quiere, pero ya no me toca | Deseo sexual inhibido

La falta de deseo en las relaciones estables trae a más de uno/a de cabeza… «Se ha cansado de mí». «Ya no le gusto». «Me está poniendo los cuernos». Créeme, si tu pareja no te busca y/o te rechaza desde hace tiempo no significa necesariamente que ya no te quiera, que no le atraigas o que existan terceras personas.

Factores que influyen en la falta de deseo

El deseo sexual inhibido tiene múltiples causas y las más habituales son:

Orgánicas

  • Enfermedades metabólicas (por ejemplo diabetes tipo 2).
  • Alteraciones hormonales y problemas neuroendocrinos.
  • Efectos secundarios de algunos medicamentos.
  • Enfermedades crónicas.
  • Etc.

Psicológicas

  • Trastornos del estado de ánimo.
  • Vida sexual poco satisfactoria.
  • Problemas de pareja.
  • Disfunciones sexuales (como anorgasmia, vaginismo, etc.).
  • Cansancio.
  • Miedo a no satisfacer a la pareja, a «no dar la talla».
  • Monotonía.
  • Etc.

¿Por qué ya no tenemos relaciones si dice que me quiere?

A veces se quiere pero no se puede

Si existe una disfunción eréctil o vaginismo, por ejemplo, a tu pareja le encantaría tener relaciones sexuales contigo, pero no puede. No tiene nada que ver con tus complejos, no es que no le atraigas, no es porque hayas engordado o adelgazado, ni tampoco es porque te hayas quedado sin trabajo. Él/ella quiere, pero no puede (repito, no tiene nada que ver contigo ni con sus sentimientos hacia tí).

A veces se puede y no se quiere

Si hay mal ambiente en casa, por ejemplo después de una discusión, es habitual que la apetencia esté a ras de suelo. Ya sé que hay parejas que se «reconcilian» con un meneo, pero no es lo más recomendable. Si tu chico/a está enfadado/a es probable que no le apetezca escucharte o verte la cara, para cuanto más ponerse a estimularte los bajos. ¿Esto quiere decir que no te quiere? Noooo.

En otras ocasiones ni se quiere, ni se puede

Si tu pareja está enferma o tiene muchos dolores y/o malestar, pues lógicamente no querrá ni podrá mantener relaciones. Y no hace falta estar pocho/a, vasta con llegar a casa agotado/a después de un largo día de trabajo y encontrarse con la montonera de ropa por doblar, los cacharros por fregar y el griterío de los queridos hijos… «Papi, mami, hoy dormimos juntos, ¡yupi!»

Y también puede suceder que se quiere, se puede, pero se decide que no

«Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio«. Si para tu pareja llegar virgen al altar es importante, que no quiera meterte la puntita o que no quiera que se la introduzcas no tiene nada que ver con los sentimientos que tenga hacia ti. Nada.

Incompatibilidad de deseo

Es habitual que una pareja estable atraviese alguna etapa (o muchas) caracterizada porque la libido de los miembros se vuelve aparentemente incompatible, es decir, uno/a tiene mucho deseo y el/la otro/a ninguno. Como vimos, este periodo de incompatibilidad sexual puede aparecer por múltiples motivos, desde que uno/a tenga una disfunción sexual, pasando por falta de comunicación hasta llegar a problemas de horarios. En otras ocasiones simple y llanamente lo que ocurre es que no se cumplen las expectativas personales y surge la frustración, no nos olvidemos que vivimos rodeados/as de mitos y leyendas con respecto al sexo.

Cuanto más le/a busco, más se aleja de mí

Si llevas una racha en la que intentas tener relaciones sexuales con tu pareja y él/ella no quiere y tú insistes e insistes, es muy frecuente que te acabes sintiendo rechazado, obsesionándote con la falta de deseo de tu chico/a y mostrando hiperactividad sexual.

¿Cómo se siente la otra parte? Además de estar inapetente, es muy habitual que sienta gran ansiedad y malestar por cualquier aspecto relacionado con el sexo, y esto agrava todavía más vuestras diferencias de libido. En los casos más graves lo puede llegar a vivir como una experiencia aversiva y acabar generando un rechazo total al sexo.

Tú cada vez tienes más ganas y el/la otro/a, menos. La solución no pasa por insistir, insistir e insistir, esto «solo» agrava el problema.

¿Qué puedes hacer?

A) Ir a terapia.

B) Encenderle una vela a un santo.

C) Cubrirse la boca y la nariz al estornudar con pañuelos deshechables o con el ángulo interno del codo cuando vayas a toser o estornudar ;).

¿Qué decides?

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

Tu cerebro te engaña

Tu cerebro tiene fallos, como el de todos/as, aunque estos no siempre son fáciles de detectar. Nos creemos que nuestro sistema nervioso es una máquina perfecta, pero a veces falla percibiendo de un modo incorrecto y creando ilusiones y sensaciones extrañas.

Este post está destinado a que descubras como tu cerebro te trolea. ¿Estás preparado/a?

Dos narices

Cruza los dedos índice y corazón (como seguramente alguna vez has hecho para invocar a la suerte). Luego cierra los ojos y con el ángulo formado por tus dedos entrelazados (una especie de V a la altura de las uñas), frota repetidamente de arriba abajo la punta de tu nariz, asegurándote de que ambos dedos tocan tu nariz. A los pocos segundos de fricción empezarás a notar que tienes dos napias. ¿Las percibes?

Explicación

Al tocarte la nariz tu cerebro no está teniendo en cuenta que tus dedos están cruzados, porque esta posición no es la habitual. Y como te estás frotando el hocico con el lado derecho del dedo corazón y el izquierdo del índice (si lo haces con la mano derecha), la explicación que se le ocurre a tu sesera es que tienes un par de narices.

Punto ciego

Dibuja en un folio de forma horizontal una letra A, a unos 5 centímetros dibuja una B y a unos 10 centímetros dibuja una C. Ahora acerca el folio a tu cara y cierra tu ojo derecho, concentrándote con tu ojo izquierdo en la letra C. Muy poco a poco ve separando el folio de tu cara mientras continúas mirando fijamente la letra C. Llegará un momento en el que como si fuera un truco de magia, desaparecerá la letra B. ¡No te parece increíble! Pues aún hay más, si continúas concentrado/a en la letra C y sigues separando más el folio descubrirás que por “arte de magia” reaparecerá la letra B y desaparecerá la A.

Explicación (muy simplificada)

Tus ojos están conectados al cerebro a través de una especie de cable, el nervio óptico. El área de la retina por la cual el nervio óptico y los vasos sanguíneos abandonan el ojo carece de fotorreceptores y se conoce como punto ciego. En tú día a día no eres consciente de ello porque lo que no ve un ojo es compensado por lo que ve el otro. Y cuando cerramos un ojo tampoco vemos un punto negro porque nuestro cerebro hace una especie de rellenado con la información que tiene alrededor tapando el hueco, pero con este ejercicio dejas en paños menores a tu cerebro…

¡Qué frío!

Para poner en práctica este ejercicio necesitas tres monedas iguales (que no sean muy pequeñas; intenta que sean de 50 céntimos, un euro o dos euros). Mete dos de las monedas en el congelador hasta que estén frías y la otra mantenla a temperatura ambiente. Transcurrido el tiempo necesario, sácalas del frigo y colócalas en línea siguiendo la siguiente pauta: moneda fría – moneda a temperatura ambiente – moneda fría. A continuación tócalas con la punta de tus dedos de una de tus manos (índice, corazón y anular). ¿Cómo notas la del medio? ¡Está fría también!

Explicación

A tu cerebro le falta un poco de resolución en la termocepción… Los sensores de frío de las neuronas de los dedos índice y anular están superactivados y los del dedo corazón están a medio gas. ¿Qué sucede? Pues que tu cerebro recibe el mensaje de frío, pero como no logra saber los dedos exactos, les adjudica el frío a todos.

Brazos que van por libre

Ponte en el marco de una puerta con los brazos abiertos y las manos por el lado del dorso y muñecas pegadas al marco o pared (como haciendo un triángulos con tus brazos). Haz fuerza como si quisieras ensanchar el marco de la puerta. Mantente ejerciendo presión con los brazos y manos unos 30 segundos. ¡Aguanta! Pasado ese tiempo sal del umbral de la puerta y relaja tus brazos, ¿notas como ascienden solos?

Explicación

Este es un truco del almendruco que utilizan hipnotizadores y cuentacuentos baratos para hacerte creer que manejan tu cuerpo, tu mente y qué se yo. Pero no se trata de magia, es el Efecto Kohnstamm que se caracteriza porque tanto los músculos como el cerebro persisten en ejecutar una fuerza previa.

Brazo chiquito

Para este ejercicio vas a necesitar que alguien te preste su brazo (no hace falta que se lo cortes ni que se lo arranques). Pídele que estire el brazo y que cierre los ojos. Tú lo único que tendrás que hacer es recorrer con tu dedo muy lentamente su brazo desde la cara interna de la muñeca hasta la cara interna de su codo. Eso sí, pídele que cuando note que estás llegando a su codo te avise para poder demostrarle que su cerebro también le trolea. ¿Cómo? Te dirá que ya has llegado a su codo cuando aún falten unos 3 centímetros.

Explicación

Misterio de la mente humana: no se sabe a qué se debe esto, pero no deja de ser muy curioso.

Psicóloga Lugo

Janet Díaz

Adicción a la pornografía | Psicólogo Lugo

Según Peter y Valkenburg (2010), la pornografía se define como “todo material sexualmente explícito cuyo principal objetivo es excitar al espectador”. Películas, fotografías, literatura, dibujos, etc. en los que se representan actos eróticos o sexuales, pero no nos olvidemos de que el porno es ficción, no es algo real.

España es el décimo tercer país del mundo en consumo de pornografía y se calcula que se realizan unos 18 millones de visitas diarias a páginas webs pornográficas (casi nada). En la gran mayoría de los casos, la pornografía va asociada a la masturbación, no descubro nada nuevo al decir que mientras se consume porno uno/a suele masturbarse.

Adicción al porno

La adicción a la pornografía se define por la incapacidad de controlar el deseo y el impulso de hacer uso del porno y la necesidad de consumirlo (por ejemplo, ver una película xxx).

Actualmente la adicción a la pornografía no está reconocida en ninguno de los principales manuales diagnósticos de referencia (CIE-10 y DSM-V) como un trastorno mental. Pero esto no quiere decir que no sea susceptible de generar problemas o de que en un futuro cercano sí se catalogue como tal.

“¿Si consumo pornografía muchas veces es que tengo una adicción?”

No necesariamente. Una adicción no se diagnostica por el número de veces que una persona realiza la conducta, sino que la presencia o no de una adicción lo determina la capacidad de control que tiene la persona sobre ese comportamiento. Cuando una persona empieza a consumir porno como una necesidad y no como un deseo y/o cuando aparece incontrolabilidad, empezamos a hablar de un problema de adicción a la pornografía.

¿Cómo determinar que es una necesidad?

Si hay o empiezan a aparecer consecuencias negativas fruto de la utilización del porno como problemas de pareja, genitales al rojo vivo por tanta fricción, problemas económicos (en la actualidad no es frecuente ya que hay muchísimo material gratis), problemas sexuales (necesidad de ver porno para poder excitarse), problemas laborales (visualizar porno en la jornada laboral) y a pesar de todas estas consecuencias uno/a se siente incapaz de dejar el porno.

Criterios para determinar si existe adicción a la pornografía

Según Griffiths, para que exista adicción se deben cumplir los siguientes criterios:

  • Saliencia

«Si tengo un momento libre lo utilizo para ver contenido pornográfico y masturbarme». «Estoy continuamente pensando en el porno». «Todo mi tiempo de ocio lo dedico a consumir pornografía».

La pornografía se transforma en la gran protagonista de la vida de la persona y acaba convirtiéndose en la conducta principal del día a día.

  • Modificación del humor.

“Si yo estoy mal, lo canalizo con la pornografía”. “Si estoy bien, para celebrarlo también veo pornografía”. “Cuando consumo pornografía me siento mal (culpabilidad, por ejemplo), pero si no lo hago estoy irritado/a”.

Se trata de una relación bidireccional, el consumir o no consumir pornografía genera cambios en el estado anímico y a su vez el estado de ánimo se regula por la utilización de porno.

  • Tolerancia.

Cada vez se necesita visualizar pornografía más veces y/o durante mayor tiempo.

  • Síndrome de Abstinencia

Si no se accede a contenidos porno aparece irritabilidad, ansiedad, desánimo, etc.

  • Conflicto.

“Yo creía que mi carrera profesional era lo más importante de mi vida y la he dejado de lado por culpa de la pornografía». «La educación de mis hijos/as era lo más prioritario y ahora muchas veces me olvido de recogerlos del colegio por estar viendo material pornográfico».

Consumir pornografía genera un conflicto a nivel personal o relacional.

  • Caídas y recaídas

Repetir los patrones de la conducta adictiva una vez superada. Una caída aparece cuando la persona lleva un tiempo sin visualizar material pornográfico y, de forma puntual, vuelve a realizar esa conducta. Si esa caída no se gestiona correctamente puede terminar ocasionando una recaída. Recaer significa que ya no es solo realizar la conducta problema una vez, sino que se retoman los patrones de la adicción.

  • Patrones

Mentir, ocultar, inventar excusas para dedicarle todo el tiempo posible a la pornografía, descuidando relaciones personales, aficiones, trabajo, etc.

Variables que facilitan la aparición de adicción al porno

  • Potencial adictivo de la conducta.

Evidentemente, la estimulación emocional y cerebral que aparece con la visualización de porno y con la masturbación no es la misma que con otros comportamientos como sacar patatas o arrancar «carvés», por ejemplo.

  •  Frecuencia de interacción.

Es decir, las oportunidades que existen para realizar ese comportamiento. En el caso de la pornografía, el acceso a ella es muy fácil, no se necesita hacer ningún esfuerzo, con solo hacer un click desde un teléfono móvil, ordenador o tableta hay material para dar y regalar. Y ya no es solo que esté muy a mano, es que encima es muy asequible, hay páginas webs gratuítas a punta pala.

  •  Problemas previos de la persona

Otro tipo de adicción comportamental o de sustancias, carencias afectivas, relaciones interpersonales deficitarias, etc.

La adicción a la pornografía es un problema real

Recuerda buscar ayuda si lo consideras necesario.

Psicóloga Lugo

Janet Díaz


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